Agustina había decidido consultar sus
dudas con la almohada. Y se adentró en la noche, cuando Morfeo la invitó a
caminar por sus tierras de algodón. Descubrió que detrás de una neblina tupida había tres puertas. En la primera podía
leerse: Sexo sin amor y accedió con recelo
por el miedo que le causaba la oscuridad que había en el interior de la
estancia. Pronto unas manos la desnudaron y percibió el calor
de otros cuerpos sobre el suyo, caricias anónimas que la envolvieron como una manta de fuego sobre la piel. El silencio dio paso
al contacto y a la expresión corporal como único enlace entre la carne y el deseo. Aún con el placer entre
las piernas salió sobrecogida de soledad y, entró en la segunda habitación que anunciaba: Amor sin sexo. Accedió por
un pasillo luminoso y perfumado que la hizo sentir que flotaba llena de sensaciones. Caminó con el pecho henchido hacia una sala donde le esperaba él, con su rostro, su cuerpo y su nombre, y
todo él
parecía estar dentro de ella.
Pero al palparse con ambas manos descubrió su ausencia y se abalanzó
sobre sus brazos para fundirse en un larguísimo beso. Cuando llegaron al deseo
y desnudaron el alma se abrió de forma automática la
habitación del Amor con sexo. Y allí, se abandonó hasta encontrar el nosotros que la
transportó al orgasmo y la despertó del
sueño repleta de ternura. La mañana se
desperezaba en el horizonte y unos rayos de sol
se colaban tímidos en la
habitación, que le rozaron la cara y la
hizo sonreír. Se arrebujó entre las sabanas
y con las manos tibias se acarició el cuerpo hasta llegar a su sexo dispuesta a abrir la puerta del Amor propio.
17 comentarios:
Sencillamente me ha encantado la magnífica descripción que has hecho de dicho "acontecimiento". Bsss.
No está mal pero también podría haber pasado de la habitación del sexo sin amor a la del amor con sexo.
En cuanto al amor propio puede haber estado en cualquier orden. Pero es el sueño de la protagonista.
interesante tu relato. Es indudable que la única puerta verdadera es la del Amor. Muchos saludos amiga VENUS!
Eres increible Encarni: El amor propio el que no tiene puerta, puede tener varias acepciones. Me gusta leerte, tu lo sabes. (y me gustaria comunicarme mas).
Un fuerte abrazo, amiga.
Nunca se me habría ocurrido llamarle "amor propio".
Lo tuyo es "humor propio".
Desde luego, con esas noches y esos despertares, se levanta una (o uno, si fuera el caso) llena de energía, optimismo, alegría, buen humor y con ganas de comerse el mundo.
Sugerente relato.
Jajaja, Maria Jesús, el humor puede abrir muchas puertas, incluso la del amor, propio o no.
Pues después se abrir puertas, y conocer, supongo que no hay nada mejor que conocerse y disfrutar... del o con el "amor propio"
Un beso, wapa
Interesante recorrido.
Me gustan los cuatro aspectos del amor y aunque el ideal es el "amor con sexo" yo creo que en la vida hay momentos para todos excepto si encuentras el ideal desde el principio y para siempre.
Un beso
No son excluyentes, supongo que hay cabida para todo tipo de combinaciones de amor y sexo, en esto cada cual... lo que sí me parce imprescindible es el amor propio.
Besos
Quizás el amor propio sea el que no te traicione nunca...jajaja. Un saludo
Qué precioso te ha quedado, Encarni :)
Puertas para distintos momentos, ¿una excluye a la otra? espero que no.
Lucido texto, sin duda.
Un abrazo,guapa.
:) al amor propio hay que atenderlo con la delicadeza y el mimo suficiente para que brote y no languidezca.
un abrazo
Sensual y sugerente relato que estimula el deseo y el autoconocimiento. Me encanta ;)
Publicar un comentario