Siempre me habían dicho que era un poco cuentista, pero lo cierto es que nunca había participado como tal. El viernes día 4 de octubre, para mi fue un reto y una aventura contar una anécdota personal 'echándole cuento'. La experiencia fue estupenda. No solo por la participación, si no por la gente que conocí, por el ambiente, la sintonía entre nosotros y nosotras, la dedicación de los organizadores, el público y los aplausos. Yo no competía, para mí no hubo competición, para mi fue compartir un momento, un instante. Realmente el día estuvo lleno de emociones y la noche fue intensa. Me sentí arropada por amigas y amigos, lo que hizo que todo para mí fuera especial. De aquella noche surgió este poema:
SLAM
La noche se abrió
como un cuento de verbena.
La esquina del abanico
juguetea con canciones sordas
rodando escaleras abajo
hacia el sótano de las palabras
que regresan del olvido.
Bajo la tenue luz que abriga
una historia
de público y palmas;
la vida
es una boca inmesa
carente de tiempo
que sale fuera de sí misma
para rozar el aire de las calles
y embriagarse de gente
que cruzan caminos.
Fotografías de Amada Santos Relaño