CARTA A SAN JUDAS TADEO
Apreciado San Judas Tadeo, santo de las
causas perdidas te escribo esta carta como último recurso para encontrar
empleo remunerado, porque del otro trabajo, el voluntario, el que no tiene
precio, de ese, estoy bastante saturada.
Como he visto que la ministra Fátima Bañez acudió a una compañera de oficio en esto de los milagros, no sé si
la conoces en el cielo, se llama Virgen del Rocío y, como ando tan
desesperada, pues había pensado en otras vírgenes como: la Virgen de San
Nicolás o la Virgen de los Desamparados,
pero he descartado esas opciones, igual
que también he decido desechar la idea de buscan ayuda a San Judas Iscariote,
que fue el tesorero de Jesús como Bárcenas, aunque me he sentido tentada (por la avaricia) e
incluso confusa en vuestras identidades de santos.
Por lo tanto querido Judas, comenzaré
por confesarte que no puedo ofrecerte ninguna moneda de oro, ni de plata, ni de
otro metal que tenga valor monetario, sólo puedo prometerte una
relación espiritual a distancia, que consistirá en rezarte todas las noches y
escribirte cartas de amor ferviente como
Santa Teresa de Ávila le escribió a Dios, así cuando os reunáis todos los santos, santas y vírgenes con ÉL, podrás confesarle que estás en el corazón de una mortal.
Te cuento todo esto, porque no quiero convertirme en un escarabajo estando en el desempleo, como escribió Kafka en su 'metamorfosis' , ni quiero proclamar mi derecho a la pereza y rascarme la barriga al igual que Lafargue, porque llevo
tanto tiempo sin nómina que solo tengo
ganas de mirar las margaritas, y ver las
noticias de cómo saquean mi país en paraísos y no precisamente celestiales.
No sé si te servirá que te envíe mi
curriculum, pero para que me eches un cable, te diré que tengo un “Máster en
Gestiones Urgentes de la Vida” y un "Postgrado en relaciones públicas (decentes)".
Espero que ilumines mi camino San Judas Tadeo, si es así,
te prometo que cumpliré mi
palabra.