jueves, 14 de noviembre de 2013

Hoja de reclamaciones



El silencio que procedía de las calles no era un toque de queda. Cuando se perdió la costumbre de reunirse   y la soledad se extendió por todos los hogares, la amistad quedó privatizada. Desde entonces el acompañamiento comenzó a costar dinero. Las nuevas empresas emergentes facturaban el cariño como gasto extraordinario. Desconozco qué precio tiene un  bofetón, pero pagaré y  pediré la hoja de reclamaciones a la empresa por este servicio cuando solicite su compañía.