Al poco de comenzar la película ‘Ágora’ de Alejandro Amenábar, se observa como los fanáticos religiosos intentan entrar en la biblioteca, ocupada ésta por paganos, filósofos e intelectuales que pretenden salvar los legajos y documentos importantes. Llamativa la escena en la cual se ve las puertas de la biblioteca apuntaladas desde dentro ante el fervor religioso que empuja desde fuera. La violencia irrumpe en la casa de la razón, destrozando todo lo que encuentra a su paso y haciendo una pira con todos los documentos encontrados para prenderle fuego.
En toda esta locura colectiva se encuentra Hypatia, una mujer inteligente, culta y hermosa que enseña a otros alumnos, discípulos que más tarde llegarían a estar al frente de importantes cargos políticos o eclesiásticos. Resulta interesante la conversación que tiene el padre de Hypatia con otro filósofo con respecto a su hija; le dice que ella en su sabiduría no puede casarse porque no puede estar subyugada a un marido. De esta mujer se sabe que nunca se casó y que permaneció virgen durante toda su vida, consagrándose a la ciencia, las matemáticas, la astronomía y a la filosofía. La anécdota de Hypatia con uno de sus discípulos, el cual se atreve a confesarle su amor y está en respuesta le arroja un pañuelo con la sangre de su menstruación, llama especialmente la atención por la carga simbólica que demuestra con esta actitud hacia su discípulo, en primer lugar; la sangre menstrual es lo más femenino de su condición de mujer, además , eso la convierte en algo físico y ella no está dispuesta a ser un cuerpo que (según ella) carece de armonía con respecto a todo lo que gira en el espacio.
Teniendo en cuenta que en aquella época los filósofos ‘parían’ ideas con otros intelectuales, acto éste considerado superior al acto natural de un parto por el cual vienen hijos al mundo, ser filósofa en su tiempo debía suponer grandes sacrificios para ser considerada y respetada por el resto de los mortales.
Si bien es verdad que todos los hechos que se narran en la película de Amenábar son ciertos por lo poco que he podido investigar sobre Hypatia, el director los ha modificado dependiendo de su criterio a la hora de elaborar el guión y de dirigir la película , lo menos verdadero sea el final, pues dependiendo de las fuentes históricas, ella pudo morir alrededor de los 60 años a manos de unos monjes cristianos ordenados por Cirilo, incluida la lapidación con tejas, después despedazada y mostrada en público, para acabar siendo incinerada. Amenábar ha elegido para Hypatia un final no tan dramático como lo tuvo en realidad, un final al estilo de Steven Spielberg. El cine depende también de la visión del director y se pueden ver las pinceladas, su toque personal en algunas escenas para contarnos cómo funcionaban las cosas en aquella época de fanatismo religioso, en la cual, la razón sale perdiendo.
Acaso Hypatia pudiera ser la ‘mártir’ pagana y virgen que tanto se prodiga en las vírgenes cristianas en sus múltiples leyendas, que son seguidas por ilustres cronistas que anotan en todas ellas la crueldad con la que fueron torturadas y asesinadas por los paganos defendiendo su fe y luego santificadas por la iglesia. Probablemente Amenábar ha tratado de darle un final casi humano a la película dada la locura imperante que representaba los inicios del cristianismo y que no deberíamos olvidar.