Esta noche dicen que es la noche mágica, por eso en vez de quemar cosas propongo un hechizo contra la adversidad laboral (muy necesario hoy día). La receta está sacada de un libro que se titula 'Hechicería Práctica', que me regaló mi hermana el día de mi cumpleaños y hasta ahora no creía que sería necesario. No penséis que estoy haciendo méritos para bruja, aunque mi hermana cree que ya lo soy, pero que me falta la parte práctica y por eso lo del libro. En fin, ella sabrá.
Aquí os pego la receta del hechizo:
Hechizo con muñeco para romper la adversidad laboral
Para romper la adversidad y paliar los contratiempos, deberemos realizar el siguiente hechizo:
Materiales:
• Cuatro o cinco pastillas de plastilina de color rosado
• Una cucharada de perejil fresco machacado
• Cinco monedas doradas
• Una vela de miel
• Un cuchillo de punta afiliada
• Una vela blanca
Preparación:
Tomaremos la plastilina y la mezclaremos con perejil hasta formar una masa homogénea. Acto seguido, empezaremos a moldear la pasta hasta formar la figura de un hombre de cuerpo entero. En caso de que la ejecutora del hechizo sea una dama, le daremos a la plastilina forma femenina. Procuraremos vernos representados en la figura, es decir, intentaremos reproducir las características físicas de nuestra figura. Después introduciremos en el interior del muñeco cinco monedas doradas: la primera en el interior de la cabeza, la segunda en el centro del pecho, la tercera centrada en el vientre, y la cuarta y la quinta en cada uno de los pies. Ultimaremos el muñeco, ocultando las monedas con el resto de la plastilina.
Prenderemos la vela, dejaremos que las lágrimas de cera vayan depositándose por la superficie del muñeco como si de piel se tratara. Una vez seco, con la punta del cuchillo dibujaremos cinco cruces en el mismo lugar que están ocultas las monedas.
La figura representativa deberá permanecer durante el día oculto de las miradas de los demás, en un lugar de respeto de nuestra casa es decir, no la deberemos poner en un cajón mezclada con otras cosas.
Cada noche la tomaremos entre nuestras manos, la acariciaremos e iluminaremos su camino que será nuestro, prendiendo durante unos minutos una pequeña vela blanca.