Yo no quería salir. La luna estaba
fuera, tan grande, tan luminosa y tan inmensa que era imposible que el cielo
pudiera sostenerla, si salía de casa, la luna caería irremediablemente sobre mi
cabeza. Mi abuela insistía en que me acompañaría de la mano hasta mi casa; que
no me pasaría nada a su lado, pero desconfiaba de su nerviosismo y de aquella
ropa negra que llevaba todo el tiempo. Ella, bastante resuelta intentó
convencerme saliendo a la calle, mostrándome que la luna no caía del cielo,
agitaba los brazos, me señalaba aquel astro brillante tan cercano. Pero, no me
convenció, el miedo no me dejaba cruzar el quicio de la puerta. Cansada decidió
ir a mi casa y contarle a mi padre la imposibilidad de llevarme de vuelta por mi pánico.
Cuando mi padre llegó, yo espiaba a la luna desde la ventana, recuerdo que me
cogió entre sus brazos y no prestó atención a mis súplicas, ni a mi llanto, ni
al pataleo cuando cruzamos la puerta. En ese instante, escondí mi cara entre las ramas de aquel árbol en
el que se convirtió mi padre y que había echado raíces en mitad de la calle. Inamovible.
Pensé que de un momento a otro la luna se descolgaría, rodaría por el espacio
como una pelota y me aplastaría la
cabeza, estaba segura, pero por más que llorase, aquellos brazos férreos me sujetaban impasibles ante mi terror.
-¡Mira hacia arriba!- me ordenaba
mi padre- ¿Ves qué sigue ahí?
Me resistía, pero él insistió. Por fin, tragándome las lágrimas,
la miré obedeciendo sus exigencias.
Sin embargo, ahora que había dejado de llorar, la luna me pareció
inmensa y brillante; como cuando la
espiaba desde la ventana, más distante quizá, pero igual de hermosa. La miré
fijamente y su luz iluminó la calle, e iluminó mis ojos. Descubrí que la luna se había llevado
todo mi miedo, lo sé, porque cuando la miro está allí, escondido junto a todos
los miedos que la luna oculta.
Más miedos infantiles en casa de Charo
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16 comentarios:
Alguien dijo que el miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son.
Eso te pasó a ti. Cuando miraste cara a cara a la luna y supiste de su belleza desaparecieron todos los miedos.
Saludos.
Una bella historia . Seguro que ahora la luna es una de tus inspiraciones.
Besos
Cuántas cosas nos pueden causar temor por no conocerlas. Uno de mis sueños era que se caían todas las estrellas y era una sensación de miedo terrible, me despertaba temblando.
En tu relato se adivina cuánta influencia tiene la figura paterna y cómo tranquiliza tenerla cerca. Los padres son nuestros primeros héroes.
Un beso.
Las abuelas nunca mienten.
El miedo paraliza, más cuando eres pequeña y logra que las cosas sean peor de lo que en realidad son, enfrentarlos como en tu relato es excelente.
Un abrazo
Muy buen relato...
A veces se nos meten en la cabeza unos miedos absurdos, porque nos domina la emoción ante la razón. Y eso de pqueños pasa mucho.
Me gustó tu relato.
Un abrazo
Qué linda historia de superación de miedos!... la razón y el cariño de quienes nos aman son el mejor soporte para superar la irracionalidad de los miedos. Un fuerte abrazo!
El miedo distorsiona la realidad de las cosas, pero si tenemos la suerte de que haya gente querida cerca que nos guía para que podamos ver las cosas como son, los miedos quedan atrás.
Muy lindo relato, me encantó.
Un beso.
Qué bonita historia y qué bien contada! Cuando somos niños las cosas más simples nos producen miedo, a veces ese miedo se va si hay alguien que te ayuda a superarlo, otras veces se queda para siempre con nosotros.
Muchas gracias por participar.
Un beso
Tu relato tiene mucho en común con el mio..ambas hemos recordado a nuestro padre y dirigimos la mirada al cielo..quizás sea que los miedos infantiles se van ante la presencia de la persona mas fuerte de la casa?...Ha sido un relato que me ha dado mucha alegria leer...besos
Hay que superar ciertos miedos para disfrutar de la visión de algo como la luna. Bien contado. Un abrazo.
Me ha encantado esa imagen poética de la luna como receptora y celosa guardiana de los miedos infantiles hacia ella. Es tan bella que el miedo que pueda provocar se nos va a poco que contemplemos su hermosura.
Un fuerte abrazo.
Que linda imagen, esos brazos donde te cobijas, los de ese árbol que echa raices en medio de la calle. Miedos que se borran con amor, ya ves. La luna aun no se ha descolgado.
Besosss
Buenos dias Encarni: la fortaleza del padre se impuso, y acomparada de él pudiste ver la realidad, y seguir tu camino hacia la escuela. Pero lo cierto es que al lado de un padre protector, no se tiene miedo a nada.
Un abrazo muy muy grande.
Creo que es el miedo más hermoso que he conocido de alguien :)
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