Foto: E. Fernández
Un puñado
de hojas como un puñado de recuerdos que, han perdido su color y caen del árbol del
olvido en un otoño cualquiera que desgasta sus ramas hasta quedarse seco de nostalgia. Mi mano sujeta hojas sueltas que en su vuelo
todavía sentían la vida del aire que las impulsaba hacia el suelo para caer
y encontrarse, en un breve trayecto, con el asfalto o en las
aceras de las calles hasta que yo las recojo entre mis dedos y, parezcan el
apéndice de otro árbol.
10 comentarios:
Del árbol a tus manos y luego a nuestros ojos, y llegará otro otoño...
Un beso
Otro árbol, pero que no tiene que permanecer quieto.
Bonita foto y mejor comentario.
En tus manos, en ti, nada permanece estático, todo lo contrario.
Besos.
Hay algo de melancolico en la caída de las hojas, resecas.
No lo es tanto, si en su caída, las hojas son acompañadas por una brisa de Venus.
Que bien bordas tu ajuar de palabras. Una delicia de piezas esplendidamente cortadas con patrones antiguos, y rematadas con delicadas frases. Unas vainicas hechas con sentimento, Unas palabras de fil tiré y puntillas de bolillos
Queda bastante claro, ¿No? Un beso.
Bonitas palabras para ese otoño que ya se marcho,pero pronto los arboles volverán a lucir sus mejores galas.
Un abrazo
Nacerán de nuevo. Los árboles son sabios...
Yo miro a los dos árboles de mi plazoleta, sin hojas por arriba y sin hojas por abajo. Por arriba porque le molestaban para pasar el invierno, por abajo porque las he barrido todas...
La foto preciosa, compi!
Cafelito y beso.
Esas hojas han cumplido su ciclo, han hecho un trabajo para el que se han ido perfeccionando era tras era y que nosotros podremos admirar con sorpresa primavera tras primavera.
Un abrazo.
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