lunes, 2 de noviembre de 2009

Sídh (1 Noviembre)


Las raíces irlandesas del día de 'Todos los Santos'.

Sídh es la palabra irlandesa para 'montículo mágico'; un lugar donde habitan los espíritus, aunque también puede significar 'paz', quizá este termino se debe a una derivación de una asociación con el OTRO MUNDO.
Cada Sídh forma parte del feliz Otro Mundo. El Sídh del 'Daghda' (Dios de la Tierra o Dios Bondadoso) tiene tres árboles que dan frutos todo el año, un cerdo que resucita tras ser sacrificado y consumido, y unas cantidades inagotables de bebida.

El festival de SAMHAIN se celebra el primero de noviembre, en este día se suprimen temporalmente los límites entre lo natural y sobrenatural, y donde los espíritus vagan libremente fuera de su Sídh.







3 comentarios:

Ximena dijo...

El montículo mágico, el lugar de la paz. Pronto volverán los espíritus al suelo. ¿Nos echarán de menos? Nosotros, seguro que sí.
Otro saludo cariñoso, amiga.
Ximena.

Anónimo dijo...

La influencia de los pueblos celtas en la cultura del occidente europeo es muy extensa pero no fácilmente precisable. Al margen del sustrato lingüístico que impregna los idiomas con fuerte presencia del elemento celta, la ausencia de tradición escrita y la práctica desaparición del gaélico y otras lenguas originales del tronco celta han impedido un conocimiento exhaustivo de la cultura, religiosidad y organización social de estos pueblos. En ciertos momentos históricos los celtas ocupaban una superficie del territorio europeo similar a la del Imperio Romano, sin embargo lo que conocemos de ellos lo sabemos a partir de los documentos latinos. De este modo, no es fácil definir el papel de los druidas y bardos o el de las damas y sacerdotisas de una religión que obviaba la construcción de templos (el bosque era el lugar sagrado por excelencia y los árboles los objetos de culto). Por otra parte, la religión judeocristiana ha absorbido buena parte de las tradiciones y creencias paganas, forjadas a lo largo de milenios de cultura oral. Esta situación la describe el poeta alemán Heinrich Heine en su ensayo 'Los dioses en el exilio', subrayando el papel usurpador del cristianismo medieval. No es raro, pues, que de los celtas sólo conserve la iconografía occidental el recuerdo vago de unos guerreros formidables y temibles que acudían al combate desnudos, sólo con el torques (collar ritual) y el armamento, capaces de poner fin a sus vidas y a las de sus familias antes que caer en cautiverio. Sobre la mitología irlandesa, el poeta Yeats elaboró un delicioso volumen que lleva el título de 'El crepúsculo celta'. Los relatos que contiene carecen de extensión (algunos no ocupan más de una página) y se basan, fundamentalmente, en el testimonio de personas que Yeats conoció durante su infancia y juventud en el campo irlandés. La actitud del poeta hacia los testimonios de sus paisanos es la única que cabe mantener ante los productos del pensamiento mágico: acepta sin discusión tales testimonios pero sin renunciar a los instrumentos racionales que le proporciona su civilizada cultura. No obstante, el propio Yeats se confiesa a veces dominado por las ensoñaciones que producen las visiones del submundo. Para Yeats, Irlanda es el caldero ideal en el que realidad e imaginación mantienen una importancia vital pareja. Reprocha con humor a los escoceses el mal carácter de sus fantamas, significando la importancia del elemento maravilloso y la curiosidad por el mundo de las hadas y los duendes que caracteriza a las tradiciones irlandesas. Como en Galicia, otra región europea de fuerte influencia celta, los vivos y los muertos comparten la misma geografía, el mismo espacio emotivo (los cementerios, en Galicia, carecen casi siempre de tapiales y se extienden en torno a las iglesias rurales). En el medio rural irlandés, gente humana, hadas y duendes comparten igualmente el ciclo vital en el marco de una naturaleza inigualable.

Encarni dijo...

Ximena me alegra verte, ¿sabes? para mi el montículo de paz estaba en mirar el horizonte, en ese espacio que hay entre el mar y el cielo, allí imaginé que se encontraba ese espacio mágico, aún hoy es mi lugar favorito para encontrar la paz.

Anónimo, me has sorprendido, no pensaba que una anotación tan breve de algo que encontré en un libro sobre mitología Celta en la biblioteca diera para esta clase tan magistral de historia sobre el tema, algo que siempre es de agradecer, porque nos alimenta el conocimiento y el espíritu.

Un beso para ambos.