Foto: E. Fernández
Aquella noche el agua les arropaba mientras desnudos jugaban a domar las olas, la sal de los besos se mezcló con la espuma, el rumor del mar acompasaban sus
gemidos.
Los cuerpos se fundieron con el ritmo de las olas, que
empujaban una y otra vez en la arena
hasta recoger estrellas en el agua y
empaparse de la luz pletórica que ofrecía la luna desde el cielo. Así se amaban dos cuerpos embrujados que al despuntar el
día uno de ellos se convertía en árbol
para dejarse acariciar por las olas.
Cuentan que el
árbol nació alimentado por la brisa y
que las raíces se abrieron camino a través de la arena para llegar a la orilla y estar
juntos siempre. Cuentan que una mujer
misteriosa paseo por la playa y al verlos les concedió
la virtud de ser humanos cada noche.
8 comentarios:
El Embrujo del mar y ese árbol solitario besando la orilla.
Un beso Encarni
Es toda una experiencia...solo frente al mar, como ese árbol...
Saludos
La imagen es mágica, Encarni. No sé si fue un privilegio que les hiciera humanos.... bueno, si era para amarse... :))
Un beso, compi.
Nunca había visto un árbol tan cerca del mar. La sal seca las raíces, o, al menos, eso creía. Pero tengo que rectificar: la naturaleza es más sabia de lo que creemos.
Tal vez la mujer misteriosa era Venus, que les concedió esa virtud, con una brisa.
Misterio y gran belleza... Un saludo.
Un saludo desde Tomara que tuviera, blog que tengo casi abandonado, unas veces por falta de tiempo y otras por falta de ganas, espero algún día recuperar la magia de la blogosfera, un gran saludo desde Chipiona.
He venido por primera vez a su blog. Me gusta, tanto en su diseño como en lo que escribes. Me apunté como seguidor suyo y la invito a que venga a mi blog, se apunte de seguidora para quedar enlazados y seguirnos comunicando.
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