miércoles, 27 de febrero de 2013

Lluvia

Foto: E. Fernández

Añoro la lluvia
la niñez de barro
las botas con risa
el pelo de agua
las manos con aire
los charcos de tierra
las pompas de cielo
el gris destellido
los besos de nube

Añoro la lluvia
las gotas de infancia
los pies sin camino
el baile de sueños
el perfume de vida


10 comentarios:

Tracy dijo...

Yo creo que lo que realmente añoras es la niñez, jeje.

emejota dijo...

Si consigues sacar, sin que nadie se entere ni la sienta, durante unos segundos, a la niña agazapada que vive dentro de ti, dejarás de añorar, verás como vuelves a sentir esas sensaciones, más intensas, si cabe. Es cuestión de empezar. Bsss.

San dijo...

Esa lluvia que juega con una niña al corro en el patio de su casa, las manos abiertas y pelo lleno de agua. ¿un recuerdo? pues sigue vivo, como la niña que fue.
Un abrazo.

Juan Carlos Celorio dijo...

Me encanta la lluvia. Por cierto, mientras te leía veo en TV la lluvia en Sevilla (¿es una maravilla?).
Como me encanta la lluvia y ese ambiente que crea, me gusta tu poema, que la recrea.
Un abrazo fuerte.

Montserrat Sala dijo...

Tal y como asegura Tracy, a mi también La lluvia me trae muchos recuerdos de infancia; de cuando llovía moderadamente y se podían pisar los chacos,sin miedo a ensuciar el ascensor ni las alfombras.

Estas son las cosas que nos hacian libres Y felices.

Precioso tu poema. Besos.

Unknown dijo...

...es la felicidad de la inocencia y de las cosas por decubrir, la mirada dulce de preguntarnos cosas por primera vez... yo tambien lo añoro con frecuencia. Un besote guapa

Maruja dijo...

Bello, muy bello amiga. Me encanta la lluvia a trabes de los cristales de una tarde de invierno.
Un beso grande.

Ana dijo...

La lluvia de infancia, nueva, sorprendente...sin embargo ahora parece que siempre llueve sobre mojado. ¿Siempre? Bueno, afortunadamente no siempre, lo dejo en "a veces".

Besicos.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

La lluvia ha sido un tema polemico en los blogs que frecuento, a algunos les disgusta cuando llueve. A otros les gusta, por razones esteticas.

jubilada dijo...

Es bueno sentir que la niña que fuimos sigue ahí, agazapada dentro de nosotras, asomando sus trenzas y su sonrisa por entre las grietas que deja el tiempo. Añoramos la ingenuidad y la inocencia de la infancia, y...en cierto modo sigue con nosotras.
Precioso poema!
Un abrazo