lunes, 16 de agosto de 2010

¿Los economista leyeron a Pessoa?




Uno de esos días que disfrutaba en mi pueblo costero, fui a la biblioteca y me puse a curiosear entre los libros, y hallé uno pequeñito de Fernando Pessoa, que para sorpresa mía no era de poesía. Se titula ‘El banquero anarquista’. Para saciar mi curiosidad me lo llevé a casa y comencé a leerlo. Tengo que decir que este libro puede tener muchas lecturas. Haciendo alarde de mi compresión lectora hice una lectura del libro y otra lectura personal. Lo primero que llama la atención es cómo un banquero puede ser anarquista, o cómo un anarquista decide ser banquero, y de esta cuestión a modo casi de monólogo, ya que el amigo apenas interrumpe, trata nuestro protagonista de explicarnos su trayectoria.

En principio pone de manifiesto que un anarquista se subleva contra toda injusticia, y sobre todo con lo que él denomina ‘ficciones sociales’ como pueden ser: la familia, el dinero, el Estado, la religión, etc., y con ello intentar acceder a una sociedad natural que según el protagonista es la sociedad anarquista. Pero le lleva a reflexionar sobre esto, ya que a través del tiempo la sociedad ha vivido influenciada por las ficciones sociales, y lo que constituye casi un hábito cotidiano de la sociedad es la sociedad burguesa y es ésta la que se defiende per se. Aquí el anarquista se ve en la tesitura de encontrar un Estado intermedio que sirva de puente entre el Estado burgués al Estado natural para la preparación de una sociedad libre. El único inconveniente es que no existe una adaptación material para este fin, por lo que una hipótesis sería romper las ficciones sociales por medio de una dictadura revolucionaria, pero, sobre esta cuestión analiza que el despotismo militar no es el fin que llevaría hacia una sociedad libre y se decanta por la propaganda anarquista como forma de preparar a la sociedad y con ella destruir todas las ficciones sociales para la humanidad entera. Pero nuevamente el protagonista duda de que el altruismo sea natural y dice al respecto:

“Quien tiene sólo esta vida, quien no cree en la vida eterna, quien no admite más ley que la Naturaleza, quien se opone al Estado porque él no es natural, al casamiento porque él no es natural, al dinero porque él no es natural, a todas las ficciones sociales porque ellas no son naturales, ¿por qué motivo es que defiende el altruismo y el sacrificio por los otros, o por la humanidad, si el altruismo y el sacrificio tampoco son naturales? “

Y partiendo de esta premisa llega a la conclusión de que la naturaleza individual es egoísta. Y sigue preguntándose:

“¿Pero qué compensación egoísta o natural podía darme la dedicación a la causa de la sociedad libre y de la futura sociedad humana? Sólo la conciencia del deber cumplido, del esfuerzo para un buen fin…”

Una vez entendido esto, va un poco más allá y el protagonista se reúne con otros anarquistas y deciden hacer propaganda para concienciar a la sociedad para la libertad y para un Estado libre. Durante este periodo se da cuenta que entre los mismos anarquistas, unos intentan dominar sobre otros, y a esto se le llama tiranía, algo que por otra parte es contrario a la doctrina anarquista, y que lleva implícito una nueva ficción social. Este punto queda resuelto por el banquero defendiendo el individualismo, es decir, trabajar por el mismo fin, pero separados. Y se pone manos a la obra, era el momento de pasar de la teoría a la práctica, decide ser un autentico anarquista y combatir al enemigo, pero llega una nueva cuestión, debe decidir entre aniquilar al enemigo o subyugarlo. Entre todas las posibles ficciones sociales para combatir, el protagonista piensa que la más importante en la sociedad es el dinero.

“¿Cómo subyugar al dinero combatiéndolo?.... El método era sólo uno adquirirlo, adquirirlo en cantidad suficiente como para no sentirle la influencia, y en cuanta mayor cantidad lo adquiriese, tanto más libre estaría de esa influencia. Fue cuando vi esto claramente, con toda la fuerza de mi convicción de anarquista, y toda mi lógica de hombre lúcido, que entré en la fase actual, la comercial y bancaria, mi amigo, de mi anarquismo.”

En este preciso momento el anarquista decide ser banquero, poniendo en práctica toda su teoría al respecto. Consigue dinero, más dinero y mucho más; para ello no repara en los métodos, los utiliza todos, desde el acaparamiento, el dolo financiero y la competencia desleal, utiliza todas las herramientas para conseguir dinero y según él, romper una ficción social que desea combatir. Hasta aquí el amigo le ha interrumpido pocas veces, pero llegado a este punto, le replica acertadamente, aludiendo a su propia filosofía, intentando subyugar una ficción social, su modo de actuar ha creado nuevas ficciones sociales y un nuevo concepto de tiranía.







Acabada la lectura, que me pongo a pensar. Este relato es publicado en el año 1922 y aun no había ocurrido la crisis del 29. Deduzco que Pessoa trata de expresar a través de su personaje en este relato en una línea filosófica con toques de ironía como un anarquista decide hacerse banquero. A día de hoy con la crisis actual e indagando un poco en la economía de a pie, ya que no soy especialista en el tema, para ser sinceros no soy especialista en nada, pero en verano quizá tengo un poco más de tiempo para pensar, y con algunos datos sobre cómo comenzó la crisis en Estados Unidos, pensé si los especuladores de Wall Street habían leído a Pessoa, pero no para convertirse en banqueros, sino en anarquistas, con la misma lógica que describe. Con la información que tengo sobre este tema y teniendo EEUU como único bien deuda pública, deuda inmobiliaria, deuda automovilística, deuda de tarjetas de crédito los grandes economistas la envuelven en papel de regalo y la hacen productos financieros que venden sin ‘grandes riesgos’, vamos un chollo para quienes lo compran. Tanto es así que la idea se exportó fuera de las fronteras. Lo que verdaderamente ocurría en Estados Unidos era un empobrecimiento económico de tal magnitud, que crearon todas las burbujas habidas y por haber, hasta que la burbuja inmobiliaria explotó. Y todo el sistema financiero quedaba infectado.

Alguno de estos especuladores que manejaban el dinero pensó que el sistema financiero debía ser anarquista, y utilizar todos los métodos y herramientas para conseguir dinero a costa de lo que hiciera falta y romper una ficción social que resultaba obsoleta por la poca rentabilidad que generaba hasta entonces. Si un anarquista como relata Pessoa es capaz de poner una bomba para dinamitar una ficción social, por qué no hacer lo mismo con el sistema ecómico. De aquí surgen los nuevos productos financieros cada vez más sofisticados; como las hipotecas subprime, las obligaciones de deuda colaterizada, títulos respaldados de algún tipo de deuda, etc., como bombas temporizadas.

Si Pessoa tuviera que escribir una segunda parte, de cómo un banquero llega hacerse anarquista, viajaría a Wall Street, el lugar donde beber de la fuente. Ahora bien, los efectos colaterales de esa anarquía de mercado han dado como resultado la actual crisis económica, que pone de manifiesto de alguna manera la defensa del sistema anterior, sin lugar a dudas sistema capitalista por excelencia. En cambio esta crisis bien podría ser un Estado intermedio, hacia otro Estado, no un Estado libre como proponía Pessoa, sino un Estado todavía más imbricado al capitalismo salvaje. De hecho estamos viendo como muchos de los derechos laborales por los cuales se han peleado a lo largo de la historia, esta crisis los está poniendo sobre las cuerdas. ¿No será ésta la semilla para un nuevo Estado? ¿No será que la economía anarquista está rompiendo todo el sistema para crear otro sistema? ¿O tal vez por romper una tiranía se está elaborando otra?

Todo esto son especulaciones personales, sin ningún rigor científico, surgidas de la lectura de este relato de Pessoa del que me he valido para exponer mis pensamientos, de igual modo que el protagonista defiende su teoría, pero con resultados diferentes.




6 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Lúcida exposición.

emejota dijo...

Muy buenas conclusiones. Curiosamente de jovencita me consideraba "anarquista" y sin embargo bastante "organizadora", luego.....salvense quiénes puedan ..... procurando perjudicar lo menos posible.

Anónimo dijo...

Me ha gustado la forma como lo cuentas, te entran ganas de leer el relato. En cuanto a las conclusiones... esta claro que somos egoistas y contradictorios por naturaleza. Yo siempre he pensado que debia ser fiel a mi propia naturaleza, que lo contrario seria engañarme a misma... en este momento de mi vida no se lo que pienso, solo es esa sensacion de vacio...

Saludos, escritora.

Encarni dijo...

Hola Mª Jesús, no crees qué estas cosas no se deberían pensar en vacaciones?

Un saludo.

Encarni dijo...

Emejota, supongo que ahora que tienes unos pocos años más, has evolucionado, no? Mira, yo no me consideré nunca anarquista sin embargo ahora me lo estoy pensando.
Un beso.

Encarni dijo...

Anónima, si te apetece puedes leerlo, lo puedes encontrar en internet y sacar tus propias conclusiones. Tú sabes que a veces me da por pensar, y mira, lo que yo creo es que el pensamiento si que es anárquico, tú qué crees?

Supongo que entre el egoismo y la solidaridad andamos, las dosis dependen de muchas cosas, al igual que los resultados.

Saludada quedas.