viernes, 13 de noviembre de 2009

Mi blog en el diván


Mi blog tiene una crisis existencial. Se encuentra en ese punto en el que Hamlet decía ‘ser o no ser’ o en este caso ‘estar o no estar’. Desde este verano que asumí la aventura de crearlo me detengo ahora para interrogarme. Si bien lo que me motivó fue algo que dijo Isabel Allende en una entrevista sobre que escribir tenía algo de exhibicionismo. Hasta entonces una parte de mis escritos andaban en un cajón desastre, sólo de vez en cuando los dejaba salir a dar una vuelta, o me acompañaban a una comida amistosa, o cuando me sentía valiente los empaquetaba para un concurso y algunos poemas volvían premiados, o los mandaba a personas queridas. Pero al igual que cuando destapas un secreto que andaba pegado en la memoria y al soltarlo notas que ya no te abriga, y el frío se cuela como si dejáramos una ventana abierta, así podía sentirme yo cuando sacaba mis versos del cajón, o relataba alguna historia. En todo caso, pensé, que me vendría bien un ejercicio de exhibicionismo, y comencé mi blog, sin preguntarme demasiadas cosas, aunque sinceramente cada vez que hacía una entrada intentaba hacerlo sin hacer mucho ruido, con las zapatillas en la mano y caminando sigilosamente.

Poco a poco voy asumiendo mi yo virtual, éste que carece de presencia física, pero que en cambio se mueve por medio de las palabras y ella a su vez me da la forma, o la existencia en este espacio, y comienzo a moverme, a bucear en esta enorme pecera y descubro que hay otros blogs, cientos de blogs de todo tipo, temática, formatos, cada uno especial en sí mismo como las huellas dactilares. Cuando llevo varias entradas y nadie me comenta nada, comienzo a preguntarme si merece la pena estar aquí. Porque si en una obra de teatro los aplausos les dan vida a los actores, en este espacio son los comentarios, o las visitas que se reciben le dan valor a lo que estás haciendo, por eso, decido poner un contador, sobre todo por curiosidad, ya que otros blogs tienen muchísimos comentarios y otras tantas visitas, el resultado es desolador, sobre todo las primeras semanas. Cuando dudo en eliminarlo o no, aparecen mis primeros seguidores, y mis primeros comentarios de personas que conozco y también que desconozco, o que comienzo a conocer.

Después de un tiempo averiguo que el mundo de los blogs tiene su propia dinámica, su forma de perpetuarse, su propio movimiento, su propia vida, que no es otra que la que le dan las personas que lo alimentan con sus experiencias vividas o imaginadas, pero que quedan plasmadas al fin y al cabo.

Leo en el periódico El País que Roberto D'Agostino un bloguero italiano trabaja en su blog alrededor de 12 horas diarias y que tiene en su haber 700.000 páginas vistas diariamente, con 12 minutos de estancia media. Después de leer esta noticia me pica la curiosidad e investigo un poco más sobre los blogs, y descubro que el 17% de los blogueros viven de su blog, que dos de cada tres blogueros son hombres, y que el 7% mantienen un blog con regularidad.

Ahora comprendo que mi blog se tumbe en el diván, y se pregunte que hace en este mundo virtual. Lo importante es ‘crear parroquianos’ decía un blog para blogueros principiantes, y cuando llevas un poco tiempo como es mi experiencia, se consigue, a base de perseverancia y sobre todo de tiempo. Ay el tiempo!!! El tiempo para mí es un comecocos que me anda pisando los talones, repartir mi tiempo es algo así como dividirlo en porciones de quesitos, mi existencia real ocupa la mayoría de esas porciones, en detrimento de mi existencia virtual, es decir, mi yo bloguero que tengo sentado en este diván público. Pero me doy cuenta que no soy la única, que otros blogs con mayor trayectoria que la mía se han detenido a reflexionar, o simplemente han cambiado el concepto de la propia existencia espacial.

El caso es que comencé el blog, al igual que comienzas a escribir, por amor al arte, por amor a las palabras. La vida también está llena de ellas, y las palabras me han acompañado arropando a veces largos silencios. Tal vez de eso se trataba cuando comencé mi blog; de trasladar mis escritos desde el cajón desastre a un escaparate virtual donde comunicarme, pero que el mundo virtual traza un paso que me cuesta seguir, por eso desde ahora marcaré mi propio ritmo, el que me otorgue el reloj de los días. De momento mi blog seguirá en el diván.

Escrito por Encarni
La foto es de google.


7 comentarios:

Soledad Arrieta dijo...

Encarni, es entendible la crisis. Y está bien que lo manejes a tu ritmo, yo hago exactamente lo mismo. Pero no te asustes, tu blog va a sobrevivir, es un precioso espacio. Dejalo, dejalo en el diván que le va a hacer bien por un rato. Pero sólo un rato.
Cariños!

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Sol, es logico que a veces tengas dudas o te sientas desmotivada. Pero tres meses no son suficientes para hacer balance. No tengo la menor duda de que este blog va ser cada vez mas interactivo.

Saludos, escritora.

estoy_viva dijo...

Cuando te sientas asi, piensas en las personas que entran que te siguen que disfrutan leyendo y te dejan un comentario, por solo una deberia motivarte para seguir...
Feliz fin de semana
con cariño
mari

leedor dijo...

Pues yo te leo.
En una porcioncita pequeñita de mi tiempo. Pero te leo.
No me quites la porción.
Un beso

Anónimo dijo...

No creo que el blog, como dice el otro anónimo, deba ser necesariamente interactivo. Entiendo poco de esto pero creo que para ese propósito funciona mejor una página en las redes sociales. Yo creo que un blog es un producto muy personal (aunque pueda partir de un proyecto colectivo)y que en esencia se aproxima más a una edición bibliográfica que se cuida y se prepara minuciosamente como un objeto artístico. De hecho, las posibilidades de interacción en el blog son mínimas, pues se basan exclusivamente en los comentarios.

Cuando decides poner tu blog en el diván entiendo que te preguntas por tus motivos para escribir y publicar, eso es algo que les ocurre a todos los escritores (y ahí sí estoy de acuerdo con el otro anónimo, en llamarte escritora). Esos siempre son motivos íntimos y están también relacionados con el significado y la utilidad de la escritura. También aparecen mezclados los fantasmas de la duda y la incertidumbre sobre la propia capacidad para escribir, sobre la competencia y el talento. Conozco a un tipo que sólo escribía para una persona, de todos los seres humanos que hubieran podido leerle escogió sólo a una persona y ese fue su público durante dos años. Cuando aquella persona dejó de leerle automáticamente él dejó de escribir, su escritura había perdido el sentido.

Yo creo que nos has tratado muy bien aquí en tu casa y espero que no la cierres para siempre.

(Debo darte las gracias por el paso de baile que me concediste en los comentarios de 'Otoño adelantado' (un baile literario, claro). Alguien se preguntaba por ahí si aquello era verídico. Ya lo creo que lo era.

Encarni dijo...

La verdad es que si sólo escribiera para vosotros/as merecería la pena, digo merece la pena teneros al otro lado.
No digo que cierre la casa, sino que mi ritmo irá más lento. Tengo el 'síndrome de la arañita', en cada patita tengo siempre algo que hacer. Por supuesto una la tengo aquí haciendo terapia.

Gracias por vuestros comentarios.

Un besazo para cada uno/a.

Anónimo dijo...

hermana,
no lo dejes nunca...

(oye que he de poner en el URL para que pueda mandarte comentarios con mi nick?? es que soy un poco inutil con eso...)