jueves, 10 de abril de 2014

Este jueves, relato. ¡Qué arte mi arma!



BOLITAS DE PAN
     Araceli  tenía un talento extraordinario, hacía bolitas con la miga de pan. Se  pasaba los días hurgando en el interior de las barras  y   modelando   con los dedos  igual a la plastilina. Las  creaba de todos los tamaños y con el paso  del tiempo, que éstas se endurecían, las utilizaba como canicas o como piedras arrojadizas en clase.

    La maestra  no se acostumbraba  a ver aquellos granos rodando por el suelo o alrededor de su mesa. Una mañana  se llenó la mano de  esas migajas   de formas tan perfectas,  que le invitó a  pintarlas de colores.  Ella lo percibió como un  nuevo  reto a  desarrollar su talento, comenzó a robar la  parte blandita de los panes en todas las casas amigas o vecinas, y así, fue perfeccionando  su arte.  Hasta  que desaparecieron todas sus  creaciones y nadie supo aclararle lo sucedido.

      Desde entonces, ocultó sus  productos  en algún lugar secreto de su casa, porque podíamos verla afanada con las manos,  pero  no  sus figuras redondas de todas las medidas y tonos. Intrigada por tanto misterio, le pregunté dónde guardaba sus bolitas, y ella,  muy misteriosa, me llevó  a su dormitorio.  Me hizo agacharme y mirar debajo de la cama.  Allí estaba todo su arte, blindado  por un batallón de hormigas.



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19 comentarios:

Neogeminis Mónica Frau dijo...

jeje...si hubiera cambiado de materia prima podría haberse convertido en escultora!
=)

Tracy dijo...

ufffffff, las hormigas.....

Montserrat Sala dijo...

Caramba con las hormigas!!! De todas formas, hubo un tiempo que era moda modelar flores con miga de pan "bimbo", y por lo visto, las hormigas las dejaron tranquilas. ¿Seria por que estaban pintadas?
Me alegro de tu vuelta a los jueves.
Besos desde Viena.

Fabián Madrid dijo...

Muy bueno Brisa, muy original.
Un beso, como siempre.

Susurros de Tinta dijo...

Que bueno el final!, tus relatos tienen ese toque de misterio y final sorprendente tan equilibrado que cuando se lee el final una casi salta de la silla y comienza a dar saltos a la vez que aplausos, bueno el casi es porque te estoy leyendo en la ofi a escondidillas y no podía hacerlo, voy a hacer pipi y asi salto un rato, pon la oreja que seguro que te llegan mis aplausos, jajaja, miles de besossssssssssssss

emejota dijo...

¡Genial ocurrencia!, y tenía que ser la tuya. Besazos.

Cecy dijo...

jajaja
Vaya ejercito las custodiaba!!!
Y bueno todo sea por su arte.

Un abrazo :)

San dijo...

La chiquilla desarrollo su arte sí, pero olvido a esas hormiguitas laboriosas jajaja. Original la niña.
Besos.

rosa_desastre dijo...

Pues ya ves tú, que me provoca a mi, ternura, esta muchacha de las miguitas de pan...¡Arte el tuyo con ese final magistral!
Un beso

Leonor dijo...

Qué ocurrente eres! Ella disfrutaba con su ejercicio digital y mantenía alimentadas a las hormigas.

Me gusta la simbiosis.

Besos

Prietez dijo...

Miguita a miguita y monta una panadería. Pero qué bonito ese querer por querer.
Un beso!!!

María José Moreno dijo...

Para las hormigas aquel arte era un festín, hacendosas guardaban comida para el duro invierno. La pobre niña lo pasaría fatal. Me gustó mucho. Un besote

Mark de Zabaleta dijo...

Excelente relato, realmente imaginativo!


Saludos

con mas essencia de mussa dijo...

Un relato muy extrañable, me ha recordado algo, muy importante en mi vida actual y casi he llorado, no son bolitas de pan, es..... bueno es lo de menos lo que sea, es esa manía que hacia a una persona ante todo especial.
Gracias por traerme de nuevo esta sensación tan bonita a mi cuerpo.

censurasigloXXI dijo...

Mira tú qué ocupación, hacer bolas de pan para que las custodien las hormigas debajo de una cama...

Hay que ver qué fantasía la tuya, :)))

Un beso.

Cristina Piñar dijo...

Lástima que sus obras de arte acabaran devoradas por las hormigas. Pobrecilla. Un relato tierno, a la vez que original, con un buen final. Un beso.

Juan L. Trujillo dijo...

Yo que soy niño de la posguerra, no me permitiría jugar haciendo bolitas de pan.
El pan sigue siendo demasiado sagrado, para aquellos que nos costaba comerlo.
!Además, las hormigas de guardianas!
Un abrazo.

Anónimo dijo...

¿Nunca te dijeron de pequeña aquello de... ¡Con el pan no se juega!?, En la guerra y en el amor se establecen extrañas alianzas. Nadie más indicado para custodiar el pan que un batallón de hormigas, aunque mucho me temo que tampoco en esta ocasión durará mucho.
Me ha encantado, Encarni.
Un fuerte abrazo.

LAO dijo...

¡Pensar que tengo una hermana que es ceramista y empezó haciendo figuras con migas de pan desde muy chiquita! (no existía la platilina) ¡fijate adónde me llevó tu divertido relato!