BOLITAS DE PAN
Araceli tenía un talento extraordinario, hacía bolitas
con la miga de pan. Se pasaba los días
hurgando en el interior de las barras y modelando con los
dedos igual a la plastilina. Las creaba de todos los tamaños y con el
paso del tiempo, que éstas se endurecían,
las utilizaba como canicas o como piedras arrojadizas en clase.
La maestra
no se acostumbraba a ver aquellos
granos rodando por el suelo o alrededor de su mesa. Una mañana se llenó la mano de esas migajas de formas tan perfectas, que le invitó a pintarlas de colores. Ella lo percibió como un nuevo
reto a desarrollar su talento,
comenzó a robar la parte blandita de los
panes en todas las casas amigas o vecinas, y así, fue perfeccionando su arte. Hasta que desaparecieron todas sus creaciones y nadie supo aclararle lo
sucedido.
Desde entonces, ocultó sus productos
en algún lugar secreto de su casa, porque podíamos verla afanada con las
manos, pero no sus figuras redondas de todas las
medidas y tonos. Intrigada por tanto misterio, le pregunté dónde guardaba sus
bolitas, y ella, muy misteriosa, me
llevó a su dormitorio. Me hizo agacharme y mirar debajo de la
cama. Allí estaba todo su arte, blindado por un batallón de hormigas.
19 comentarios:
jeje...si hubiera cambiado de materia prima podría haberse convertido en escultora!
=)
ufffffff, las hormigas.....
Caramba con las hormigas!!! De todas formas, hubo un tiempo que era moda modelar flores con miga de pan "bimbo", y por lo visto, las hormigas las dejaron tranquilas. ¿Seria por que estaban pintadas?
Me alegro de tu vuelta a los jueves.
Besos desde Viena.
Muy bueno Brisa, muy original.
Un beso, como siempre.
Que bueno el final!, tus relatos tienen ese toque de misterio y final sorprendente tan equilibrado que cuando se lee el final una casi salta de la silla y comienza a dar saltos a la vez que aplausos, bueno el casi es porque te estoy leyendo en la ofi a escondidillas y no podía hacerlo, voy a hacer pipi y asi salto un rato, pon la oreja que seguro que te llegan mis aplausos, jajaja, miles de besossssssssssssss
¡Genial ocurrencia!, y tenía que ser la tuya. Besazos.
jajaja
Vaya ejercito las custodiaba!!!
Y bueno todo sea por su arte.
Un abrazo :)
La chiquilla desarrollo su arte sí, pero olvido a esas hormiguitas laboriosas jajaja. Original la niña.
Besos.
Pues ya ves tú, que me provoca a mi, ternura, esta muchacha de las miguitas de pan...¡Arte el tuyo con ese final magistral!
Un beso
Qué ocurrente eres! Ella disfrutaba con su ejercicio digital y mantenía alimentadas a las hormigas.
Me gusta la simbiosis.
Besos
Miguita a miguita y monta una panadería. Pero qué bonito ese querer por querer.
Un beso!!!
Para las hormigas aquel arte era un festín, hacendosas guardaban comida para el duro invierno. La pobre niña lo pasaría fatal. Me gustó mucho. Un besote
Excelente relato, realmente imaginativo!
Saludos
Un relato muy extrañable, me ha recordado algo, muy importante en mi vida actual y casi he llorado, no son bolitas de pan, es..... bueno es lo de menos lo que sea, es esa manía que hacia a una persona ante todo especial.
Gracias por traerme de nuevo esta sensación tan bonita a mi cuerpo.
Mira tú qué ocupación, hacer bolas de pan para que las custodien las hormigas debajo de una cama...
Hay que ver qué fantasía la tuya, :)))
Un beso.
Lástima que sus obras de arte acabaran devoradas por las hormigas. Pobrecilla. Un relato tierno, a la vez que original, con un buen final. Un beso.
Yo que soy niño de la posguerra, no me permitiría jugar haciendo bolitas de pan.
El pan sigue siendo demasiado sagrado, para aquellos que nos costaba comerlo.
!Además, las hormigas de guardianas!
Un abrazo.
¿Nunca te dijeron de pequeña aquello de... ¡Con el pan no se juega!?, En la guerra y en el amor se establecen extrañas alianzas. Nadie más indicado para custodiar el pan que un batallón de hormigas, aunque mucho me temo que tampoco en esta ocasión durará mucho.
Me ha encantado, Encarni.
Un fuerte abrazo.
¡Pensar que tengo una hermana que es ceramista y empezó haciendo figuras con migas de pan desde muy chiquita! (no existía la platilina) ¡fijate adónde me llevó tu divertido relato!
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