sábado, 4 de septiembre de 2010

LA MAQUINA DE COSER DE MI ABUELA


Este es un relato que me ha inspirado una de las fotos que ha puesto Maria Jesus en su blog
para un concurso, sólo trato de participar. La foto elegida es la máquina de coser.




LA MAQUINA DE COSER DE MI ABUELA



Recuerdo el ruido de la máquina de coser como si estuviese zurcido a mi infancia. Mi abuela la hacía sonar envuelta en aquellas telas de diferentes tonos y colores,distintas texturas y estampados. Se afanaba como un escultor cuando moldea el barro o esculpe la piedra para sacar sus figuras de la nada, así, ella veía un trozo de tela y sabía qué podía confeccionar partiendo de un retal. Se pasaba horas entretenida en las tiendas de telas, como el lector que mira detenidamente cada libro en una estantería, y lo toca, lo abre, y se detiene a leer un poco, mi abuela María palpaba los tejidos, los estiraba, los doblaba, e intentaba averiguar los materiales con los que se habían fabricado. Escudriñaba entre los rollos y en el interior de las piezas, las etiquetas con los porcentajes de algodón, fibra, nylon, seda, etc., que componían las telas. Podía estar días enteros haciendo patrones, la veía con la cinta métrica alrededor de su cuello, el lápiz sobre la oreja como un carpintero que se dispone a trazar la línea de corte,  una regla de madera con los números casi gastados y ese papel marrón tan frágil que a veces yo le robaba para envolver los pequeños retales que no servían y, los destinaba a confeccionar vestiditos para mis muñecas. Todos esos materiales cobraban vida sobre la amplia mesa donde   elaboraba sus creaciones. A mis ojos de niña, mi abuela  era una artista y yo cada mañana entraba en su cuarto de costura para ser su aprendiz, me pasaba las horas en silencio viéndola trabajar, y cuando me aburría cogía alguna tela, la colocaba sobre un hombro y jugaba a ser una romana, me subía encima de la silla e interpretaba mi papel dando un discurso. Cuando  se daba cuenta, me sujetaba de las axilas, me levantaba por el aire y me dejaba en el suelo con una amplia sonrisa.

Con el tiempo, descubrí que  no era una costurera de manual,  como los músicos que tocan de oído, ella fabricaba sus prendas a ojo, trabajaba como los poetas cuando la inspiración no le dejaba dormir y noctámbula cogía la aguja e hilvanaba pensamientos, descosía dudas y cortaba la tristeza con unas grandes tijeras. Cuando la soledad inundaba la casa de silencio se acercaba a los pedales y el sonido le hacía compañía. Yo creía que se hablaban y que se habían hecho amigas, pero más tarde descubrí que la relación era todavía más profunda. La máquina de coser guardaba todas las emociones que mi abuela era incapaz de mostrar, por eso, cuando sonaba sin parar, mi abuela entre el pedaleo y la incertidumbre le hacía participe de una honda preocupación, y cuanto más duraba la inquietud, más grande debía de ser el llanto que el aparato custodiaba.

También le transmitía amor y paz. Ahora se podía ver a mi abuela como en una ceremonia del té, sentarse frente a ella e insertar el hilo delicadamente por la aguja, llenaba los pulmones y antes de comenzar, la contemplaba y devolvía el aire, para volver a respirar. En esos días,  solía confeccionar prendas con los tejidos más suaves y delicados, utilizaba las sedas, el raso o a las telas finas que se le añadían encajes o puntillitas de blonda.  Una de esas mañanas me bordó un juego de sábanas blancas para mi cama con encajes de bolillo, unas sábanas que más tarde espantaron mis pesadillas y abrigaron  mis ilusiones. Recuerdo que mientras las preparaba, escuché el murmullo tranquilo que transmitía la rueda y con el golpeteo de fondo me quedé dormida a sus pies. Al despertar, la descubrí arropándome con sus sábanas que olían a pan recién hecho, y volví a oír el traqueteo, ya muy lejano, sorprendida abrí mucho los ojos y al preguntar mi abuela me puso un dedo en los labios y me susurró al oído. Desde ese día la máquina de coser guarda otros secretos, cada vez que yo me acerco a hilvanar sus recuerdos, puntada a puntada va confeccionando nuestra historia.

39 comentarios:

emejota dijo...

Que lindo, que sensible, que precioso, parece música celestial leer lo que escribes sobre la máquina de coser de tu abuela. Esa músicalidad del aparato que se torna intimista y cómplice. Me encanta leerte y mientras lo hago me haces ver las escenas, siento las emociones. Tu abuela con su nieta, la niña protegida por su antecesora. ¿Cuanto de ella llevas en tí? Seguro que mucho mucho.
Me apunto a tu club literario de admirador@s, que no fans. No lo tienes, bueno pues ACABA DE FUNDARSE. Un fuerte abrazo.

Miguel Ángel Velasco Serrano dijo...

¡Qué abuela tan especial, y qué nieta tan especial! La sola casualidad ha querido que llegara hasta aquí y pudiera leer esos recuerdos que atesoras, y que una simple foto ha hecho que rescataras del silencio.
Es sorprendente cómo hay sonidos, olores, gestos que nos resultan familiares porque a ellos tenemos asociados momentos vividos y que se mantienen vívidos a pesar del tiempo transcurrido.
Guarda, si puedes, esa máquina de coser, no dejes que se pierda. Es un sacramento de tu abuela.

Me ha encantado tu relato. Gracias por participar en el concurso. Con gente como tú, da gusto.

Anusky66 dijo...

me ha gustado mucho tu relato!!! sobre todo por el cariño y ternura que desprende hacia tu abuela .
Bienvenida al mágico mundo de los concursos de Paradela y como las normas nos "obligan" a leer y comentar a los demás concursantes confío que en esas visitas te sientas como en tu propia casa virtual.

Un besazo

beker dijo...

Un relato lleno de sensibilidad, bien hilvanado sin duda, con esos oleres de la infancia que tanto calan.. un abrazo

mariajesusparadela dijo...

Gracias, Encarni. Muchísimas gracias.
Todo lo han dicho ya mis antecesores comentaristas.
Es maravilloso que participes y lo hagas de tan hermosa manera.

Anónimo dijo...

Es una condicion para el concurso de Paradela visitar a los participantes y dejar un comentario en su blog y para eso vengo.
He leido con tranquilidad el relato, y tal como describes a tu abuela, con exquisito cariño y sensibilidad, has retratado a mi madre, que aún hoy en dia siendo muy,pero que muy mayor, hace funcionar con la maestria de la experiencia, como tu abuela, "la Singer" de coser.
Nunca podré recordar a mi madre el dia que falte sin verla sentada delante de su máquina de ilusiones y secretos...
Ha sido un placer entrar aquí y como concursante eres una rival de alto nivel.
Recibe un saludo.

ARO dijo...

Se trata de un magnífico relato. Tierno y hermoso. Eres una gran rival en este concurso en el que aún no sé si podré participar, aunque lo estoy intentando. Un saludo. Encantado de conocerte.

Anónimo dijo...

No es sólo un brillante ejercicio de estilo, sino un hermoso texto el que nos ofreces. Enhorabuena.

Encarni dijo...

Emejota que gracia me ha hecho tu comentario, siempre es bueno tener admiradoras como tú que me pueden enseñar muchas cosas.
Sí, llevo mucho de ella, fue mi abuela materna y aprendí mucho a su lado.
Ah, emejota he visto que también vas a concursar, ¡que bien! Después me pasaré a leerte guapa.

Un abrazo fuerte.

Encarni dijo...

Hola Miguel Angel, la verdad es que esta mañana la he empleado para escribir el relato, ha salido de un tirón,supongo que estaban ahí los recuerdos y con un empujoncito de Maria Jesus ha salido. Me alegro que te haya gustado. Y te diré que la máquina de coser la tengo aquí conmigo, no lo dudes.
Un saludo.

Encarni dijo...

Anusky gracias por pasarte guapa, me he dado una vueltecilla por los otros blogs y el ambiente es muy cordial y ameno, ya veré si concursas y paso a leerte.
Un beso.

Encarni dijo...

Hola Beker, supongo que esta mañana estaba sensible y así me salió. Un abrazo (me alegra tu vuelta)

Encarni dijo...

Maria Jesus, gracias a ti, por tus ideas, luego pasaré a ver como se vota y todo eso. Me alegra compartir esto que has creado.

Un abrazo.

Encarni dijo...

Anna, que ilusión me ha hecho oirte, te lo he dicho, verdad? Eres un encanto. La máquina que heredé de mi abuela es Alfa, muy antigua pero todavía funciona, y me las apaño bien con ella.
No hago primores pero me defiendo bien.
Un saludo, Anna.

Encarni dijo...

Arobo me parece genial que participes, yo también estoy encantada de conocerte,anda si tienes un ratito te animo.
Un abrazo.

Encarni dijo...

Anónimo gracias, por tu comentario, me alegra que te haya gustado.
Un abrazo.

Eva Magallanes dijo...

Hermoso, hermoso, hermoso relato, bien escrito e hilvanado con la verdad y la luz de aquellos recuerdos entrañables que confeccionan la tela de la vida. Son las simples "cosas" las más profundas e inolvidables, gran tesoro tienes pues soy de las que cree que cuando atesoramos nostalgias benéficas de nuestra infancia, poseemos una fuerza indestructible para enfrentar los problemas del hoy y del mañana.
Interesante lo que sucede con el sonido de la máquina, con el movimiento del pedal... a medida que avanza el relato esos sonidos van adquiriendo más presencia... pensé en las pinturas de Vermeer.
Besos y cariños para ti!

Calvarian dijo...

Yo tampoco sé si participaré aún. Te felicito. Una bonita historia, entrañable. La maquina de coser es testigo y participe de una bonita relación entre abuela y nieta. Cuantas cosas se pueden saber de los seres queridos observándolos...Escuchando el sonido de la máquina de coser, sabías su estado de ánimo.
Bésix de una sombra triste

Miguel Ángel Velasco Serrano dijo...

Pues que sepas que la singer de mi mamá la tengo yo conmigo, aunque no sé usarla. Ahora la están manejando un grupo de señoras que están en eso de coser y repasar la ropa de la familia. Se lo pasan en grande todos los viernes por la tarde. Mi mamá estaría muy contenta de que su singer siga funcionando.

Encarni dijo...

Eva, bendita virtud la tuya, que además de utilizar muy bien la palabra, eres capaz de relacionar imagenes y además muy bellas.

En relación a lo que me comentas sobre nostalgias benéficas, te diré que debía de atesorar esos momentos como una necesidad imperiosa. La realidad muchas veces no fue idilica, en cambio podía guardar pequeñas cosas como una sonrisa, una caricia a tiempo, un cuento antes de dormir...

Un abrazo fuerte.

Encarni dijo...

Calvarian, gracias por tu comentario, la verdad es que si no participas, no será porque te falten aptitudes, que ya he visto que te sobran con creces. En fin, me alegro que te hayas pasado por aquí.
Un abrazo.

Encarni dijo...

Que bien Miguel Angel, me alegra que la máquinan de coser tenga de nuevo vida, porque eso es lo que hacen estas señoras darle vida, y cuando esto ocurre, también están cosiendo sus propias historias cada viernes.

Un saludo.

Txema dijo...

Hola Encarni, por fin puedo conectar con tu blog. Ha merecido la pena la espera porque lo que has escrito en muy bueno. Sinceramente de lo mejor que he leído.

saludos

Encarni dijo...

Gracias Txema por tu comentario, el caso es que en Paradela lo van a tener díficil, algunos/as concursantes habeis puesto el listón muy alto.

Saludos.

Carmela dijo...

El pedaleo de la máquina de coser se convierte en una amalgama de sentimientos convertidos en una música especial.
Y plasmas , de manera singular, el vínculo intenso que traduces en relación con tu abuela.
Me ha emocionado.
También yo guardo una vieja " Singer" que no uso y que atesora secretos y nostalgias( aunque ... nadie lo sabe ).
Bellísimo y tierno trabajo, Encarni!
Buenísimo!!!

Anusky66 dijo...

felicidades ganadora!!!!
un besazo por tan merecido premio

Ligia dijo...

Me ha encantado tu relato, y me alegro que sea ganador. Enhorabuena. Abrazos

Anónimo dijo...

¡Felicidades Encarni!...
para mi ha sido el mejor relato...Bello, sensible, descriptivo,rezuma cariño...
Merecido 1º premio de esta convocatoria.
Hay un video de recuerdo a los participantes en mi blog...
¡que no falte la sonrisa y el humor!

Encarni dijo...

GRACIAS A VOSOTROS Y A VOSOTRAS!! Ya lo he dicho antes para mi el premio sois todas y todos los que habeis participado. Ahora me toca actualizar mi blog con esta noticia, me pongo manos a la obra.

Muchos besos Carmela, Anusky, Ligia, y Anna (me ha encantado tu entrada!!!)

Isabel Martínez Barquero dijo...

Entrañable y precioso relato, Encarni.
El recuerdo que viene al contemplar el objeto: la máquina de coser.
Esa relación que retratas, esa relación tan especial que se da entre abuela y nieta, me ha gustado mucho cómo la has manejado, centrándote en la abuela, en su gusto por acariciar tejidos, en su pasión por perderse entre los rollos de tela, en la complicidad con su máquina de coser, su Rosebud particular. La nieta como expectadora, pero empapándose del amor de la abuela.
Bien escrito y resuelto también muy bien.
Hay una frase divina: "y noctámbula cogía la aguja e hilvanaba pensamientos, descosía dudas y cortaba la tristeza con unas grandes tijeras". En esa frase, has descrito el mundo interior de la abuela, has traspasado la cotidianidad del coser para lanzarte al mundo interior de ella.
Felicidades y encantada de conocerte.

mariajesusparadela dijo...

Enhorabuena, artista. Creo que te han hecho justicia de manera unánime. Lo cual, ya lo ves, honra a todos los participantes.
Ha sido estupendo.

Miguel Ángel Velasco Serrano dijo...

Que te sepas que Moly, Gumi y Berto, a quienes he leido tu artículo, me han pedido que te felicite de su parte. Ya lo sabes. Ah, y yo también te felicito, por supuesto.

Isabel Barceló Chico dijo...

Un relato precioso, entrañable. Las abuelas tienen algo especial para nosotras, parece que hayan sido ellas las encargadas de transmitirnos toda la carga de vida y dolor de las mujeres. Enhorabuena por ganar el concurso. Saludos cordiales.

Encarni dijo...

Isabel gracias a ti por leerme de esa forma tan bonita. Te contaré que esta historia quería salir por su cuenta, me sorprendió como salió una vez que terminé de escribirlo. Si te digo la verdad es que mi abuela era así, era muy parka en palabras, pero después de observarla por mucho tiempo, era capaz de trasladar su estado de ánimo a todo lo que estaba haciendo, como si quisiera solucionar las cosas desde allí, fuera lo que fuera que estuviera haciendo.
El placer de conocerte ha sido mío, no lo dudes.
Un abrazo.

Encarni dijo...

Mª Jesús, ha sido fantástico, me he sentido como si estuviera en mi casa. Y estoy encantada de haber tenido unos maravillosos compañeros/as en el concurso, todos con una calidad humana impresionante. Puedes estar orgullosa de ellos/as.

Un abrazo.

Encarni dijo...

Jajajaja Miguel Angel, que gracia me has hecho con tu comentario. Saludos a los cuatro.

Encarni dijo...

Hola Isabel Romana, gracias de corazón, me alegro que te haya gustado el relato. Cierto que las abuelas nos va enseñando el camino, la verdad es que lo vamos viendo con ellas. Un abrazo.

José Vte. dijo...

Hola Encarni, he visto en el blog de Anna que anunciaba que habías ganado el concurso y me he pasado a leer el relato.
Enhorabuena por el premio, el relato es precioso, muy sensible y cercano, narrado con sencillez, me ha gustado mucho.

Un saludo

Caruano dijo...

Precioso texto, Encarni. No he leído todo lo publicado por los demás concursantes pero el tuyo me ha encantado (yo todavía recuerdo el sonido de la máquina de coser en mi casa).
Felicidades.