viernes, 10 de septiembre de 2010

CRÓNICA DEL PRIMER DIA DE COLEGIO



Suena el despertador, y la mañana parece querer entrar a borbotones por la ventana. Las manecillas del reloj me agitan y quieren que abandone mi refugio; el calor de las sabanas, y la almohada que ha custodiado mi sueño y mis sueños. Hoy comienza el colegio, aunque por ser el primer día se va a comenzar un poco más tarde. Atrás quedó el tiempo del verano en un paréntesis y la vida continua entre puntos suspensivos, comienza la disciplina de los horarios, las matemáticas de la distancia, el lenguaje cotidiano y familiar y un curso incierto lleno de interrogantes. Me desplazo descalza por el pasillo, y antes de despertar a mi hija la observo todavía dormida aferrada a su sueño, recuerdo como fue creciendo, y siento un pellizco en el estómago; el vértigo que siente una madre de no poder controlar el espacio, ni los días, ni el tiempo que se desborda.

Preparo el desayuno. Mezclado al olor de las tostadas me invade el olor a lápices, a libros plastificados, a novedad en la mochila y me siento vieja de repente, con recortes de recreo pegados a mi memoria, y deshago las trenzas del pelo que mi madre con esmero me ha peinado, y siento la punta de los dedos que me duelen en los zapatos. Sí, yo también crecía con la canción del Cola cao y me olvidaba la cartera de los deberes por un donuts.

A regañadientes se toma el vaso de leche, me pregunto si será la falta de sueño o los nervios que le hacen dudar o que tal vez siente el mismo nudo en el estómago que yo. La miro a la cara, con el incipiente acné que cualquier día pasará página a su infancia, y me da miedo pensar en el futuro, así que me detengo para darle un beso en la mejilla e impedir que se haga mayor, al menos hoy podré conseguirlo.

Suena mi móvil; la nueva directora me comunica que al ser la presidenta del A.M.P.A debo llegar antes para recibir a los niños y niñas con sus respectivas familias. Ahora entiendo el pellizco en el estómago, algo que va aumentando mientras ultimamos los materiales en la mochila. Me siento como una niña que camina hacia su aula.

Vamos por la calle y miro al suelo, pronto crujirá el otoño debajo de nuestros zapatos, aunque todavía nos vista el verano desde los pies. Podría parecer otro día cualquiera, de esos que se repiten y nos hacen sentir un ‘dejà vu’, pero será el primer día de otros muchos que pasaran por este camino de rutina. Parece que fue ayer cuando la cogía de la mano y extendía el cordón umbilical para sortear los obstáculos hasta llegar al colegio. Y pienso en todo lo que le queda por aprender, descubrir, pensar, sentir y vivir y sobre todo a conjugar los verbos en el presente de indicativo porque su pasado está a la vuelta de la esquina, casi en pañales.

La escuela tiene las puertas abiertas de par en par, como una gran boca que a la entrada se van agregando a esa larga lengua de niños que alborotan con sus risas después de un silencio veraniego que le devuelve la vida al patio. Hay bullicio, saludos y risas entre mayores y pequeños. Alcanzó a ver a una cámara de televisión filmando a los protagonistas de este breve acontecimiento que saldrá en las noticias para regocijo de progenitores y familiares.

Es la primera vez que la Dirección da la bienvenida a los escolares acompañados, después de la Jefa de Estudios, es mi turno al micrófono, hubiera preferido un karaoke en una fiesta porque la oratoria improvisada no es lo mío, titubeo un poco pero consigo decir una palabra detrás de la otra y sobre todo consigo ser breve. A decir verdad, aplauden a la Inspectora de Educación que da un discurso algo más preparado que el mío, cosa evidente.

Una vez que los niños entran, aún quedan rezagadas algunas madres, o abuelas y algún que otro padre o abuelo en la puerta, aquellos o aquellas que les cuesta un poquito más el separar la mañana de su presencia. Al fin, se cierra la puerta, esa puerta que va directa al inicio social. Pero, mañana será otro día, en todo caso el Lunes será otro grano de arena en nuestro reloj del tiempo.




26 comentarios:

emejota dijo...

Me ha conmovido tu sensación del paso del tiempo, me parece recordar que resulta bastante presente a la edad en que los hijos están creciendo. Me he visto sentada en una cama, de un cuarto, de una casa, de una ciudad, que ya no son los míos, pero un post como este tiene el poder de retrotraerme, y hacerme sonreir y seguir mi camino con la satisfacción profunda de haber terminado aquel curso. Gracias y un abrazo muy fuerte.

Alice dijo...

Cuánta nostalgia me ha entrado, me ha hecho recordar lo poco consciente que eres del paso del tiempo cuando tienes esa edad, ya que estás más ocupado pensando en cómo crecer... Y me imagino que, como madre, el principio del curso debe de ser también un momento de novedades, de nervios y, cómo no, de ilusiones.

Un beso

Isabel Martínez Barquero dijo...

Una crónica muy hermosa, Encarni.
Conjuga la ternura, el amor, la preocupación por el futuro de tu hija, la nostalgia por el tiempo que pasó.

Me ha gustado. Narrada sin sentimentalismos ñoños, llena de fuerza verbal.

Un abrazao grande y que sea leve el inicio del colegio.

El antifaz dijo...

Bueno, esto es así. Mis hijos están también en su clase, y aquí huele a libros y a lápices sin estrenar.
A disfrutarlo.
Besos.

Encarni dijo...

Emejota, me temo que ese curso lo pasaste con nota alta, jeje, seguro, no me cabe duda. A mi todavía me quedan algunos cursos, pero todo se andará. Un abrazo fuerte.


Alice, es cierto que cuando somos pequeños toda nuestra vida se basaba en crecer sin darnos cuenta. Pero sabes qué, un día veiamos un video cuando mi hija era más pequeña y ella se echó a llorar, al preguntarle por qué lloraba, me contestó que ahí, ella era muy pequeña y le daba pena.

En fin que así son las cosas.

Un beso guapa.

Encarni dijo...

Isabel, nadie es inmune al paso del tiempo, y cada vez lo notamos más. Y una vez que hemos crecido lo suficiente, nos queda crecer por dentro, creo que eso es lo que hacemos cada día.

Me alegro que te haya gustado.
En cuanto al comienzo, toco madera, no por mi hija,si no por mí, aunque todo se verá.

Un abrazo fuerte, guapa.

Encarni dijo...

Antifaz, y el buen ambientador que hace el olor a lápices y lo qué nos retrotrae a nuestra infancia?
Que sepas que si lo disfruto, aunque parezca que no, jeje.

Besos.

Miguel Ángel Velasco Serrano dijo...

Ya es fastidio que el comentario que puse haya desaparecido. Está blogger hoy un poco tonto, que me ha hecho ya varias pirulas.

Te dejé dicho que a mí los principios de las cosas no me inspiran ese aire que parece que tienes de melancolía por el paso del tiempo y el crecimiento de los hijos. Al contrario, en ese momento me siento alegre y lleno de entusiasmo por verlos emprender nuevas cosas.

Son los finales, con el escenario desmontado, los que me desmontan, y me dejan un poso de melancolía, que no consigo quitarme de encima aunque sepa que vendrán otros principios.

Cuando veo, a la vuelta de unos años, a gentes que conocí y traté de pibes, ya mayores y con familia, mi sensación es dispar, según cómo en ese momento les encuentre. Porque a veces me quedo pensando si mereció la pena tanto esfuerzo y dedicación, y si no lo hice bien… En otros, por el contrario, es una autentica pascua ver a qué han llegado.

En fin, que muy bonito tu primer día de curso. Me alegro mucho que seas persona tan importante. No te dejes impresionar por la Inspectora, es que ella tiene otro nivel y tiene que dar la nota, pero luego se va, y se olvida. Y tú estás ahí, y eso es lo que importa.

Anónimo dijo...

Escrito precioso, me gusta...
No tengo hijos por tanto no sé en primera persona de estos primeros dias de colegio...ni de mochilas, ni de despertares, tan solo mi recuerdo lejano de niña...me gustaba mucho ir al cole...
Menos mal que no entierras ya al verano...le das todavia el lapsus del tiempo que le queda con esa bella frase "pronto crujirá el otoño debajo de nuestros zapatos"...yo ni encerrada en casa y en mi carcel de hierros en la que estoy metida no quiero que se acaben los días largos..
el tiempo pasa y así a de ser..que siga, que siga...que no se nos pare...

Calvarian dijo...

Todavía recuerdo el olor a libros nuevos y sobre todo cómo los plastificaba, para que quedaran para mi hermano al año siguiente. Siempre fui muy cuidadoso, tendrías que ver como los dejaba él jajaja
Creo que poco a poco se han ido complicando los inicios de curso. Antes era todo mucho más sencillo. Niño al colegio y chimpún. No había otra. Y si no que se lo digan a mi hermano... jajaja, lo que "cobró" los primeros días hasta que se convenció que no había otra que ir.
Ahora todo son asociaciones de padres, madres, viudos, viudas, separados, separadas, calvos solteros(bueno estos no creo jajaja), psicólogos, pedagogos, maestros, maestros de baja por depresión, niños agresivos, insolentes y maleducados, miles de planes de estudios...
En mi época no había esto, supongo que es la misma que la tuya.
Un sistema fracasado y además más costoso y complicado que quizá no compense ni el olor a libros nuevos
Bésix

José Vte. dijo...

Con el paso de los años esas sensaciones van modificándose, ya no las despiertas, se levantan solas, se preparan el desayuno solas y van al instituto solas, esta es la mayor evidencia de que crecen y van teniendo cada vez mas y mas independencia con cada etapa escolar que comienza, se te van haciendo mayores.

Muy bonito Encarni
Un abrazo

virgi dijo...

Preciosa tu historia sobre la máquina de coser. Me alegra que hayas participado y ganado un texto tan tierno.
Un abrazo

Encarni dijo...

Miguel Angel, mis impresiones han sido entre la nostalgia de mi niñez y la incertidumbre que me produce ver crecer a mi hija, ese pellizco del primer día, la ilusión, y las interrogantes de este nuevo curso.

Y no, no soy una persona importante, tal vez mi espiritu altruista hace que me haga cargo de la asociación porque nadie quiere este cargo y desde el año pasado estoy averiguando el por qué. Hay todo tipo de padres y madres y hay que tener mucha paciencia... y claro los hijos/as son el reflejo de sus respectivas familias.

Me espera un año lleno de novedades, a ver comose nos dan.

Un saludo.

Encarni dijo...

Anna es cierto que con el otoño los días se vuelven más tristes porque cambia la luz, los días son más oscuros. Aunque dicen que es el tiempo de los poetas...

Suena triste tu 'carcel de hierros' espero que apruebes esa asignatura pendiente, y te matricules con buena nota en salud.

A mi cuando era pequeña,me encantaba ir en los primeros cursos,pero cuando me cambiaron de escuela, lo viví muy mal. Por eso tal vez sigo de cerca como va mi hija en el cole.

Un abrazo fuerte.

Encarni dijo...

Calvarian, sí hijo, sí, no había otra que quedarte, estuvieras bien o mal, te gustase o no, los padres se implicaban muy poco, creo que sigue pasando, aunque ahora exista asociaciones, programas de calidad, todo tipo de planes de estudio, tutoriales, y mucho fracaso escolar. Sabes, que se está debatiendo dividir el horario escolar? Acabo de leerlo .Y si tu eres de la generación de los cuarenta y tanto (pocos, jejeje), te acordaras de cuando ibamos por la tarde de tres a cinco y daba una modorra en las clases...

Oye lo mismo puedes fundar una asociación de solteros y calvos, anda piénsatelo, seguro tenía exito.

Abrazix.

Encarni dijo...

José Vte. Así es, los hijos crecen, y cada vez se van haciendo más independiente, y a su vez también me hacen más independiente a mi, en este caso mi hija me necesitará cada vez menos, pero esto es así. Yo me conformo con aprobar cada curso aunque sea en septiembre. jeje.

Un abrazo.

Encarni dijo...

Hola Virgi, gracias por pasarte y dejarme un poquito de tu brisa, me alegro que te haya gustado. A ver si en el próximo te apuntas y ampliamos la participación .¿Vale?

Un abrazo.

oliva dijo...

Entiendo tu merecido premio.

Me ha tradio Mª Jesús Paradela. No he leido (lo siento...) el relato ganador de su concurso tan curioso, éste era mi empeño al buscar tu blog, pero he quedado prendada (suena raro) al leer este post sobre la entrada al colegio, tanto desde el punto de vista de una madre como desde la sensación de la propia alumna.

Genial, maravilloso. Está descrito con una delicadeza y exactitud, que sorprende. Realmente es así, tal como tu nos lo transmites. Ahora bien, también la inspectora de educación da la bienvenida el primer día de colegio?? es la primera noticia que tengo o forma parte de tu invención. Da igual, es un placer leer lo que escribes.

Un saludo.

Anusky66 dijo...

Que nostalgia de los primeros días de colegio , cuando todo el material olía a nuevo.
A mis "fieras" aún les quedan dos días para empezar curso (estamos en las fiestas patronales ).Este año si que TODO es nuevo , siempre han ido al mismo colegio y ahora cada uno estará en un instituto diferente ,sospecho que estoy yo mas nerviosa que ellos .
Un besazo

Ana dijo...

Los seres humanos tenemos una virtud que nos pasa desapercibida en la mayoría de las ocasiones, se trata de la capacidad de revivir, de renacer, de comenzar constantemente. Uno de los momentos más simbólicos en esto de "revivir" es la vuelta al cole que tan bien transmites. Cada curso volvemos al mismo lugar desde nuestra perspectiva de niños, padres o docentes, pero no somos los mismos y espero que desde una perspectiva de sociedad en su conjunto no seamos los mismos porque seamos un poco mejores.
Un abrazo Encarni.

Eva Magallanes dijo...

Me he sentido totalmente identificada con tus palabras... me ha gustado especialmente cuando tú misma te has retrotraìdo a tu propia infancia, te has sentido "vieja" y has recordado tus trenzas y a tu madre... parece que la escuela es un pasaje de inicio a veces detestable, una estructura que rompe con los ciclos naturales de la vida y de la infancia... a veces me pregunto ¿ que tanto tenemos que "aprender" si de niños todo lo sabemos y la llamada educaciòn consiste en provocar un imperdonable olvido... después -algunos- invertimos mucha energía en recobrar la sabidurìa que traíamos desde el origen... por eso me gusta mucho como termina tu post... porque eres de esas madres que sabe que no queda otra, pero que también tienes plena conciencia de lo que significa.
Un sentido abrazo!

Encarni dijo...

Lemaki, gracias por tus felicitaciones y me alegra que te hayas quedado conmigo el primer día de colegio. A mi también me resultó novedoso que asistiera la inspectora, después de tantos años en el colegio, ésta era la primera vez que asistía, y la primera vez que venía la prensa.

Yo también debería felicitarte por tu hermoso blog.

Encarni dijo...

Uyy Anusky, los tuyos van al instituto, y eso son palabras mayores, están en una edad difícil, pero todos pasamos por ella y todos/as pasaran y lo sufriremos pues no queda otra como madres.

Animo, todo saldrá bien.

Encarni dijo...

Cierto Ana, cada curso esperamos ser un poco mejores, eso significaría que cada curso aprendemos un poco más, toda la comunidad educativa e incluso nosotros como familiares de los alumnos/as.

Un besote guapa.

Encarni dijo...

Eva he leido con mucha atención tu comentario y me ha resultado muy interesante esa parte que comentas y dices: "invertimos mucha energía en recobrar la sabidurìa que traíamos desde el origen..." tal vez porque mi infancia pasó por varios escalones, a veces pienso que invierto mucha energía en rescatar a esa niña que fui y que ultimamente me ronda ¿será que voy cumpliendo años?

Un abrazo fuerte Eva.

oliva dijo...

Gracias por tu visita, me ha agradado leerte por mi casa. Todo un honor (no es excesiva alabanza, de veras...), seguir leyéndote y aprender de las mejores.

saludos.