lunes, 30 de agosto de 2010

El piano.



La mañana se presentó como si quisiera ponerse a llorar. La niña de camino al colegio se detuvo a escuchar la música de piano, se sentó en el quicio de la puerta con cristales y cortinas de encaje y puso su cartera al lado de los pies. Sin medida del tiempo miró el cielo y disfrutó de aquel concierto improvisado que llegaba desde la ventana de aquella casa. Ella, como el resto de los vecinos, pensaba que la vivienda estaba abandonada y se sorprendió. En su deleite asomó una señora totalmente redonda con un moño gris sobre su cabeza y un amplio delantal muy blanco que al abrir la puerta le tocó un hombro y le ordenó con una voz grave que se marchara. La niña de ocho años recogió la cartera y prosiguió hacia el colegio con la música todavía sonando en su cabeza. Era la primera vez que había escuchado una música tan bella, la primera vez que se sintió parte de un paisaje; el cielo encapotado, la casa vieja, los jardines al otro lado de la carretera, los escasos coches que pasaban, ella sentada en aquel escalón, la brisa del mar que llegaba fría hasta su cara y sobre todo la música hilvanando un día de invierno.

Pasó el tiempo y aquella casa seguía cerrada, deteriorada. Cada día que pasaba por allí recordaba la música y se sentaba unos minutos en el mismo lugar. Desde ese día soñaba con entrar en la casa y tocar el piano, necesitaba palparlo, acariciarlo, se conformaba sólo con mirarlo, con saber dónde estaba, en qué habitación. Creía que el piano guardaba el alma de la música.

Convenció a su hermano e ir una tarde y trepar un muro que había en la parte de atrás para acceder a un patio y abrir una puerta trasera que permitía entrar en la casa .El hermano se quedó fuera vigilando y la niña con mucho sigilo se introdujo en ella, andaba con pasitos pequeños y mirando en derredor. En la primera planta había muebles empaquetados pero no encontró el piano, vio una escalera de madera cubierta de polvo y subió por ella a la planta de arriba. El olor a humedad impregnaba todo el silencio de la vivienda. Al lado de la ventana el sol intentaba colarse a través de los agujeros de una agrietada celosía y posarse sobre el piano negro cubierto de polvo. Sobre las teclas había unas partituras. La niña se acercó para cumplir su sueño y cuando fue a poner la mano sobre el piano oyó a su hermano gritar que saliese de allí rápido. Entre el susto y la emoción cogió una partitura, la escondió debajo de su jersey y corrió por la escalera abajo hasta salir de la casa. Y de nuevo vio a la mujer del moño gris que portaba un cubo de agua. Se detuvo un instante para explicarle pero la cara de pocos amigos de la mujer la hizo correr más aprisa. Fue al escalar la pared por la que accedió al patio que sintió el agua helada caer sobre sus piernas. Al otro lado le esperaba su hermano empapado y muerto de frío.

Pasaron muchos años y la niña dejó de ser niña, y la casa dejó de ser una casa para ser una ruina de ladrillos amontonados. Al pasar por allí se detuvo como siempre, pero esta vez con la tristeza de ver la casa derrumbada, entre el escombro vio partituras semienterradas, y algunas hojas de periódico amarillento cubiertas de polvo, las sacudió como pudo y se puso a leerlas. En una de aquellas páginas descubrió la foto de una joven junto al piano; aquel piano que guardaba en su interior el alma de la música. Una vez que hubo leído aquellas páginas, las dobló y las guardó en el bolso para juntarlas con la partitura que escondía en su mesita de noche. De camino a casa, recordó el día que descubrió la música sentada en aquel escalón ahora cubierto de ladrillos rotos, aquel día que fue parte de un paisaje y parte de una despedida, ahora lo comprendió todo, y una nota de música rodó por la mejilla llegando hasta sus labios.


miércoles, 25 de agosto de 2010

FIEL A SI MISMA




FIEL A SÍ MISMA
(Unloved)

Dirección: Kunitoshi Manda.
País:
Japón.
Año: 2001.
Duración: 117 min.
Interpretación: Mitsuko Kageyama, Shunsuke Matsuoka, Youko Moriguchi, Tôru Nakamura.
Guión: Kunitoshi Manda y Manda Tamami.

SINOPSIS

Mitsuko es una joven trabajadora contenta con su modesto y despreocupado estilo de vida. Segura de sí misma, se enfrenta a elegir entre un poderoso hombre de negocios divorciado que sueña con encontrar a la mujer ideal que permanezca a su lado y que transformaría su vida, o su vecino, un soñador guitarrista amateur que trabaja para una empresa de mensajeros. Pronto descubre que ambos son ambiciosos.


Esta es la primera película del director Kunitoshi, ayudante de dirección de Kirosawa. El guión está escrito por él y su mujer, un guión sencillo para una película sencilla que cuenta como una secretaria feliz con su vida decide no cambiar su estilo de vida teniendo la oportunidad de ascender en la escala social formando pareja con su jefe .La puesta en escena es bastante teatral, y los diálogos son breves y concisos. La joven vive en un apartamento pequeño, tiene escasos bienes, y trabaja desde hace muchos años en la misma empresa, en la cual le critican su falta de ambición. Pero ella alude en este sentido que no es falta de ambición sino que le gusta hacer su trabajo y ascender supondría un cambio sustancial en su vida diaria.

Mitsuko tiene una especial conciencia de clase, de conformarse con lo que tiene, de no envidiar los bienes de los demás ni tampoco el estilo de vida que están por encima de su estatus social, y por tanto defiende su manera de ser y de vivir contra todo aquel que intente cambiarla. Hay una escena en la que el poderoso hombre de negocios la lleva a una tienda de un gran diseñador y le regala un carísimo vestido con el resto de los complementos y se van a cenar a un restaurante de élite. Cuando están sentados alrededor de la mesa, suena el teléfono del empresario con lo que él se retira y ella se queda sola en la mesa bastante rato sin poder disfrutar de la compañía de él. Mitsuko se pregunta para qué sirve ir envuelta de lujo cuando lo más importante no está presente. Viven en mundos diferentes y a ella le aterra vivir otra vida que no sea la suya.

Al conocer a su vecino, un joven trabajador, piensa que él también está contento con su vida y que pertenece a su mundo. Pero descubre que él ambiciona una vida mejor. Hasta aquí la película nos va abriendo el camino para ir sacando conclusiones, y hacernos algunas preguntas. ¿Realmente a ella le gusta su vida, o esa falta de ambición esconde la cobardía de luchar por una vida superior? ¿Está feliz en su ‘mundo’? Durante toda la película la chica no parece necesitar demasiadas cosas.

Dejando aparte la película, de momento, llama mi atención la rigidez del sistema social, en cómo está estratificado en diferentes clases sociales, y cada clase tiene sus funciones, sus deberes y obligaciones, su forma de comportarse, su forma de vestir, su educación, sus intereses, etc. Por supuesto que a veces estas diferencias se convierten en autenticas barreras sociales. En general no hay movilidad entre las clases sociales, una familia nace en una clase humilde y generación tras generación permanece en ella. Puede mejorar la calidad de vida, o se desplace sobre la escala de la pobreza; se puede ser menos pobre o muy pobre dependiendo de la economía y las circunstancias ambientales y familiares del momento, y sobre todo de las deudas.



Que cada clase tenga su función me hace recordar que no todos somos iguales. Si viviéramos en la India, nuestra vida estaría condicionada al hinduismo, la religión más importante en la India que divide a la población en jerarquías sociales llamadas castas. Estas jerarquías consisten en las cuatro principales varnas (grados de ser) correspondientes a las partes físicas de Purusha( divinidad del universo), cuya desmembración dio origen a la raza humana. La boca se convirtió en los brahmanes (sacerdotes), sus brazos en los kshatriyas (guerreros), sus muslos en los vaishyas (comerciantes y artesanos) y sus pies en los shudras (criados). El varna de un individuo está determinado por sus padres biológicos y es inalterable durante toda su vida. Cada varna tiene sus propias reglas de conducta o senda del ‘deber’ (dharma). Con la muerte corporal, el alma afronta su destino en un ser superior o inferior (karma) dependiendo de cómo se haya seguido la senda del deber. Pero la senda del deber va más allá, existen los tabues con respecto al matrimonio, la alimentación y el contacto físico, El matrimonio con una persona de varna inferior se considera impuro y contaminador. Los alimentos no pueden ser cocinados y tocados por una casta inferior y el contacto corporal entre varnas de diferentes estatus, están prohibidos.

Debo añadir que esta endogamia no sólo ocurre en la India, sino que ocurre con mayor frecuencia entre minorías étnicas o religiosas.



Ahora bien, en sociología estas diferencias sociales son tratadas desde el punto de vista de la división social del trabajo, es decir, algo parecido a lo que ocurre en una colmena de abejas, donde la jerarquía pone las bases para la producción de la miel.

Volviendo a la película y a nuestra protagonista, ella que nace en una clase humilde, tiene la oportunidad de escalar socialmente a través del matrimonio, se niega a faltar a sus principios y fiel a sí misma renuncia a esa posibilidad. Deduzco que subir ese escalón supondría todo un cambio sustancial en su vida, desde cambiar de vivienda, barrio, amistades, indumentaria, y una serie de ‘protocolo’ acorde a ese nuevo nivel social, algo que por otra parte no lograría satisfacer a nivel personal e individual dado su escaso sueldo para suplir ese estilo de vida y prefiere conformarse con lo mínimo que ella puede necesitar y cubrir económicamente con su trabajo. La decisión es quedarse en su mundo, no por una presión religiosa o estructural, sino porque decide vivir su vida donde le ha tocado en suerte, vivir una vida modesta y sencilla.