martes, 29 de noviembre de 2011

25 de Noviembre. Contra la Violencia.



Un ruido de golpes. Silencio.
En el pecho recoge los pedazos
de un amor esparcido por el suelo,
un puzzle roto que, un día se elevó
como una torre para escupir grillos
y expulsar sapos, sin llanto y congoja.

No más silencio, no más golpes,
no más ruido de manos fuertes,
no más lágrimas sin sentido.

Y brotaba la hiedra en su jaula
levantándose de sus raíces;
y crecía sobre el muro la esperanza
dejando atrás el miedo desterrado
y la ira amontonada en un armario.

En ese último azote, se atrevió a increpar
y a ponerse de pie con todas las heridas,
en el cuerpo y en su alma, con valor suficiente
para empujar la puerta y salir caminando.





Pégale a una pared. Reyli


11 comentarios:

Ana dijo...

Eso es lo que yo hice, porque siempre hay una salida, y la salida es querer recuperar la dignidad como mujer y como persona, ni más ni menos.

besicos.

emejota dijo...

Transparente y fidedigno, transmite todo el dolor y frustración de la víctima. Beso.

mariajesusparadela dijo...

Es la diferencia entre el último verso y salir con los pies por delante,lo que ha de empujar a tantas...

nocheinfinita dijo...

Has resumido en 120 palabras toda una vida de sufrimiento y humillación. Gracias.

Un beso

diego dijo...

"... y salir caminando". Nunca corriendo. Ojalá esta lacra termine de una vez.

Dilaida dijo...

Transmite todo el sentimiento y humillación que soportan muchas mujeres con el maltrato.
Qué bueno que se atrevió a salir caminando y no esperó a no poder salir nunca.
Bicos

Corso dijo...

Qué gran texto, tanto por su profundidad y sentimiento como por mi aprecio hacia el complejo mecanismo de la rima.

Siento vergüenza como hombre y como persona por vivir en un país que se precia de desarrollado y es capaz de arrastrar aún formas de ser y de actuar como las que llevan al maltrato, así como por ver con pasmo cómo se hace un uso absurdo e incluso electoralista de la legislación, que ni protege y ayuda como debiera a la mujer que padece violencia doméstica -soy incapaz de digerir el concepto aquí del "género"- ni ampara de la misma forma al hombre cuando es este el vejado. Cierto que el número de casos de hombres maltratados es muy inferior, pero siguen siendo personas que han tenido la desgracia de acabar junto a la persona equivocada, que de la misma forma -hay casos en los que la igualdad es escabrosa- viven entre insultos, silencios, golpes y amenazas, o se ven en la calle y peleando por una custodia, condenados a un sufrimiento que no merecen.

Más terrible me parece aún mirar alrededor y comprobar cómo las nuevas generaciones, con quince, veinte, treinta años, acuden a las malas maneras, incluso a las manos, como sus padres lo hicieran pasados los cincuenta. Tenemos un problema mucho mayor que los gritos y los golpes, y es una alarmante falta de educación y de respeto -respetar y hacerse respetar-. Creo que esto, quienes ya sois padres, así como quienes puede que un día lo seamos, es de las premisas que deben estar siempre presentes cuando se guía a ese árbol que será el hombre o la mujer del mañana.

Mi respeto y consideración hacia quienes malviven del recuerdo de quien tienen a su lado, porque no se parece a quien fue antaño.

Un abrazo.

MAMÉ VALDÉS dijo...

Es triste tener que "celebrar" un día tan cruel, me gustó leerte, un saludo.

Montserrat Sala dijo...

Hola Encarni: eres una gran poeta. Lo sabias. ayer no te visité,perque ultimamente, te prodigas poco, pero chica esto me ha dejado pasmada.
Que las musas te sigan inspirando siempre como ahora.
UN abrazo

Utopazzo dijo...

Encarni, para desgracia vuestra (y nuestra) el camino que ha recorrer la mujer, se vuelve más pedregoso, resbaladizo, escarpado y hasta lleno de minas, en una sociedad (al menos la que actualmente conozco, herencia del pasado más reciente) machista por mucho tiempo: esto, sólo se puede cambiar con madurez, tan lejos, como lo que nos toca que soportar con la clase política que nos manipulará aún más...

Salud y suerte. Un abrazo.

virgi dijo...

Ojala se pudiera siempre salir caminando. Y sin mirar atrás.
Un abrazo, Encarni.