sábado, 10 de diciembre de 2011

¿Personaje?

Foto sacada de google

Esa noche, como otras noches mi abuela me había pedido que entrara en la taberna de Manolo para avisar a mi abuelo. Al entrar en el local, el bullicio y el humo me reciben junto a algunas caras conocidas, entre todas busco la más familiar, pero antes, me detengo en el rostro de ese hombre que lleva puesto maquillaje de una forma exagerada, me sorprende ver los restos de esa pasta resbalando por el cuello. Lleva una peluca oxigenada de media melena que le sirve de cortina, pues intenta ocultarse detrás. Lo he visto otras veces y siempre tiene la misma pose frente a la barra, arquea su espalda de forma que parece abrazar su vaso de vino y no mira a nadie. El resto de hombres le hacen el vacío y, esa noche lo presiento más triste y más solo que otros días. Por eso, con la excusa de consultarle al camarero me acerco a él, y le pregunto si no tiene amigos. Él guarda silencio, me mira tratando de averiguar mi edad, y entonces, vuelvo a preguntarle. Y contesta desabrido: déjame en paz, niña. En ese ademán de levantar la mano he podido ver como la base del maquillaje se deslizaba por la cara a causa del bochorno. También percibo un fuerte olor a perfume sudado. Quiero preguntarle por el disfraz, pero percibo que alguien me sujeta el brazo; es mi abuelo que dice de irnos a casa. Una vez fuera del bar, le pregunté a mi abuelo por el hombre de la peluca y contestó en tono seco que era un maricón, por eso nadie hablaba con él. Al llegar a casa, volví a interrogar a mi abuela sobre aquel individuo de peculiar indumentaria y le comenté la tristeza con la que sorbía el vino. Mi abuela lanzó un suspiro y con la voz casi en susurro dijo que, aquel hombre se bebía el dolor porque su madre había muerto.

21 comentarios:

San dijo...

Soledad bebida sorbo a sorbo.
Prejuicios y desprecio, lo que no se conoce no se quiere. Duro Encarni.
Un abrazo

Eastriver dijo...

Chica, qué desazón. Me has dejado de piedra, entre la descripción tan plástica, muy bien hecha, y la mirada infantil... Creo que era eso lo que buscabas. Conseguido y con nota...

mariajesusparadela dijo...

La pena, bebida y masticada. Y la empatía femenina, tan patente.

NINA dijo...

Uf. Lo vi como en el cine...
...........

Qué linda foto del velero!!!


Baci

Dilaida dijo...

Un relato estupendo, me encanta.
Bicos

nocheinfinita dijo...

Todos podemos ser ese personaje en algún momento. Bebiéndonos nuestras penas.

Abrazo

Curro poniendo un huevo dijo...

Que historia mas triste pero que bonita. Hay mucha gente que ahoga sus penas en vino, hasta el ostracismo. Un saludo

Mariluz GH dijo...

Nadie está libre de esa soledad anegada de vino y lágrimas

un abrazo :)

Anónimo dijo...

"era un maricón y por eso nadie hablaba con él" Una verdad axiomática que no se discute. Una evidencia...A cuánta gente seguimos mirando así???

El relato es como un puñetazo, es un puñetazo, Encarni, pero me gusta mucho, se ve que soy del género maso ;)

Un beso, guapa

Esilleviana dijo...

no entiendo por qué rechazamos o se rechaza lo diferente; nos da miedo lo desconocido, lo que no controlamos, lo que nos supera y no logramos alcanzar?

vengo de leer un comentario que me denuncia falsamente y erróneamente de haber escrito un anónimo; seguro que ese comentario lo ha escrito el dueño del blog pero lo hace pasar como si lo hubiera dejado otra persona. Estoy decepcionada, no sé a cuento de qué me han intentan apartar, como el transexual que la niña encontró solo en el bar...

gracias por tu comentario.

un abrazo Encarni

J. G. dijo...

la dejo, y siempre es bonito encontrar blogs de por aquí, ahora es tarde, mañana me gustaría recordar que estuve aquí

diego dijo...

Cada día hay menos homosexuales que solo encuentran comprensión en sus madres. Pero sigue habiéndolos, por desgracia, como el personaje de tu historia. Poco a poco acabará derribándose del todo la barrera.

Campanilla dijo...

Si ser homosexual ha sido una lacra, y aún lo sigue siendo, en los pueblos era una tortura. Hasta el punto de llevar a la gente al suicidio. Que intolerancia tan asquerosa!!! Es un relato triste y enternecedor. Besos.

jubilada dijo...

Tu relato me llegó.
La brisa de tu blog pellizca conciencias y levanta solidaridad
Algún día....algún día tal vez, todos seamos iguales en la diferencia
Un abrazo

Ana dijo...

la pena es que en pleno siglo XXI siguen pasando estas cosas y escupiendo este desprecio.

Un relato tan triste como real, lamentablemente.

Tonet dijo...

Un relato increible cielo. Olvidamos que bajo nuestro maquillaje/careta/estereotipo sólo se esconde un frágil ser humano, que hace lo que puede con lo que tiene.

Besito y feliz semana cielo :)

Montserrat Sala dijo...

Hola, Encarni: Vaya historia mas triste. y tan real. aun quedan en nuestra sociedad, personas que con su malentendida postura, hacen que el abismo de un homosexual, se abra de par en par, a sus piés. Y pudiendo evitar la caída, le empujan para que se precipite, lo mas pronto posible.
Lamentable.
te mando toda mi simpatía

MAMÉ VALDÉS dijo...

La palabra maricón la eliminé hace mucho tiempo de mi diccionario, un saludo.

Una triste historia que sucedió demasiadas veces por desgracia.

Ana dijo...

Qué difícil ser ¿diferente? en aquel tiempo, en cualquier tiempo.

Te dejo esta cancioncilla que me dejó hace unos días mi hermana, ya sabes de su heterodoxia.

http://www.youtube.com/watch?v=bXg7j0D-MkY&feature=youtube_gdata_player

Anónimo dijo...

Una historia muy triste y por degracia todavia bastante actual.
Es muy duro ser diferente porque la sociedad te juzga in piedad.

Maripaz

ARO dijo...

Un magnífico relato, triste, realista y bello.