sábado, 26 de septiembre de 2009

LA LLAVE DE VIOLETA (Cuento infantil)

Violeta era una niña muy curiosa e inquieta; deseaba conocerlo todo y se entretenía con cualquier cosa: miraba las plantas, trepaba por los arboles, charlaba con las mariquitas y jugaba con los perros y gatos que hubiesen por la calle.

Uno de esos días Violeta se entretuvo un poco más de lo normal y se hizo de noche. Sus padres estaban preocupados y algo enfadados, así que cuando la vieron entrar por casa la castigaron tres días en su habitación sin salir.

El primer día de castigo, Violeta miraba a través de la ventana los pajarillos

y las mariposas que volaban por el cielo, y observaba a unos niños que jugaban.

- Como se divierten todos, y yo aquí sin poder salir.

Oyó la puerta de la calle, y supo que su mamá había ido a comprar. Bajó

las escaleras y se escapó.

Corrió hasta salir de la ciudad y se adentró en el bosque. Nunca antes había llegado hasta allí. Todo para ella era maravilloso y sorprendente, y caminando llegó al cruce de un río.

- Si pudiera cruzar este río, si pudiera...- murmuró mientras cerraba los ojos y sentía una brisa cálida que la empujaba hacia delante. Puso un pie en el agua y sintió que algo se movía debajo de ella. Al abrir los ojos descubrió que unas tortugas y una cadena de peces le ayudaban a cruzar al otro lado.

La niña muy contenta les dio las gracias.

Continuó caminando, feliz de descubrir cosas nuevas. Unas veces saltaba, otras corría y sin darse cuenta estuvo a punto de rodar por un precipicio. Se detuvo y dijo:





- Si pudiera volar, si pudiera.... cerró los ojos con la agradable sensación de aquella brisa detrás de ella. Extendió sus brazos y sintió que alguien la sujetaba en el aire. Al abrir los ojos vio como cientos de pajarillos la sostenían y le ayudaban a llegar a tierra firme.

- Si pudiera comer algo, si pudiera... – ahora no sintió la brisa, pero al abrir los ojos se encontraba rodeaba de arboles frutales, como manzanos, naranjos y cerezos. La niña trepó por los arboles y comió hasta saciar su hambre. Pensó que debería seguir allí para siempre.

Pero ese pensamiento le duró poco cuando la noche se le vino encima.


- Debería estar en casa.- dijo Violeta. Y cerró los ojos con la seguridad de que cuando los abriera estaría en su casa. Pero al abrirlos se encontró con una hermosa mujer vestida de blanco que le sonreía.


-¿Tu quién eres? – le preguntó la niña.

- Soy un hada del bosque y voy a ayudarte. Dame tu mano, esta llave que te doy es mágica. Cuando desees algo cierra tu palma y también tus ojos y cuando los abras se habrá cumplido tu deseo.

Violeta cogió la llave y siguió las instrucciones. Al abrir los ojos se encontraba en su cama acostaba. Entonces pensó que todo había sido un sueño, pero al abrir su mano, allí estaba la llave mágica.



- ¡Es fantástico! –exclamó feliz.

La niña volvió a cerrar sus bonitos ojos, apretó la llave contra su mano y pidió otro deseo. Cuando abrió sus párpados el hada del bosque se encontraba frente a ella.

-¿Qué quieres Violeta? –preguntó el hada.

- Quiero darte las gracias por todo lo que has hecho por mí.- contestó Violeta.

- En tu corazón hay tanta fuerza y tanta ilusión, que eso es lo que te ayudará a conseguir todo aquello que desees. Esta llave es sólo un talismán que te abrirá todas las puertas. –Al decir esto la mujer de blanco desapareció.

Violeta no creyó del todo en las palabras del hada, pero sonrió, guardó su tesoro debajo de la almohada, cerró los ojos y se quedó dormida.

FIN


Ilustraciones: Javier Montoya

Escrito: Encarni Fernández



2 comentarios:

Jose Ramon Santana Vazquez dijo...

...traigo
sangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazon
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...


desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ


TE SIGO TU BLOG:
BRISA DE VENUS




CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesia ...


AFECTUOSAMENTE
BRISA DE VENUS




jose
ramon...

Brisa de Venus dijo...

Que grata sorpresa encontrarme un ramillete de palabras que visten igual que las flores.
Gracias José Ramón por entrar y compartir tus Horas Rotas y tu Aula de Paz en este espacio.

Desde aquí te mando un saludo afectuoso.