El viernes 2 de marzo, participé en el taller 'El tiempo de la soledad y el tiempo del encuentro’, me invitó Carlo De Amici, Psicólogo que organizaba este taller como antesala de las I Jornada Andaluzas de Couselling y terapias experienciales, que tendrán lugar en Jaén el 4 y 5 de mayo.
(Para más información pinchar en la imagen)
Acompañada de mi amiga Mar, entramos a las 5 de la tarde en su consulta. El ambiente se presentaba ameno y confortable con las personas que fueron llegando después de nosotras. Nos fuimos quitando los zapatos y acomodarnos por el suelo en unas colchonetas. Reconozco que era la primera vez que participaba en un taller de este tipo, y lo consideré una nueva experiencia en mi vida.
Carlo dijo al principio que debíamos hablar de nosotros/as en primera persona, nunca debíamos generalizar cuando hablamos de nuestras experiencias. Me pareció acertada la recomendación.
A veces resulta difícil plasmar en un dibujo lo que soy yo; me dibujo una casa, un árbol, una nube, unas gaviotas y un sol. Sí, está soy yo , le digo a mi compañero Luis (que luego debe presentarme al resto del grupo) parece un dibujo de primaria, pero a mí no me importa, pienso que soy todo eso entre los elementos de la vida. En cambio un dibujo para plasmar mi soledad es un árbol desnudo, sin hojas, sin flores, abierto con sus ramas vacías, así soy yo cuando me siento sola.
Y me pregunto ¿la soledad es un estado o es un sentimiento? ¿Estoy sola o me siento sola? El plasmar en dibujos lo que soy yo, y lo que soy en soledad trata de convertirme en objeto, de mi misma, por eso no resulta doloroso verme de forma simbólica en un papel. Los adjetivos que nos definan, podrían ser tan variados y variopintos que al elegirlos le damos el poder a la palabra para presentarnos ante los demás como esbozos, o trazos de lo que somos o nos sentimos. Más tarde incluimos la soledad en esas palabras que ya nos han delimitado de una forma minimalista, y las palabras se tiñen de colores oscuros.
Cuando nos hemos presentado en las palabras de otros, de alguna manera nos hemos disuelto en el grupo, o nuestro yo se amplía en ese espacio que hemos creado y hemos puesto en común. Esta es mi percepción.
En el siguiente ejercicio nos vamos de crucero con una dinámica de grupo; el barco se hunde y hay unos botes salvavidas que debemos coger para no hundirnos cada vez que la música se detiene.
Al final el único bote en el cual vamos todos, se hunde, y cada uno de nosotros estamos en una isla. Esa isla es la soledad en la que estamos inmersos. Debemos elegir un momento de nuestra vida en la cual conocimos esa isla y escribir un mensaje en un botella para que alguien la encuentre y venga a buscarnos o rescatarnos. Rebusco entre mis recuerdos y escribo mi carta:
"Me encuentro en esta isla en la que todo está roto, feo, lejano. Mi único horizonte es la nada; un vacío amplío que cada vez abarca más espacio y me arrincona como un puntito en este todo y en esta nada. Me siento como si estuviera asomada a un abismo, sin luz, sin salida, como si la vida fuera un laberinto, una tela de araña pegajosa que me atrapa. Sólo quiero que esto acabe, que termine, que sea finito, que pueda tocarlo, pero, los espacios son tan grandes y, todo tan amargo y triste."
Explico que esta isla quedó atrás, que no era una isla buscada, y salí de ella afortunadamente, pero también traigo otra isla que sí busqué, la deseé como una necesidad perentoria. Esa otra isla la necesitaba para volver a encontrarme con mi yo, ese que lo repartí en muchos pedacitos y me restó tiempo para estar conmigo misma. En aquel momento decidí que debía decir no a muchas cosas, a mucha gente y recogerme de nuevo en mi isla, reencontrarme, pues me sentía que en mi isla no había nadie y debía volver para habitarla.
Escuché los diferentes mensajes de las distintas islas; algunas personas acababan de llegar a su isla solitaria y desconocían como iban a reaccionar ante este hecho tan reciente, otras personas arrastraban una isla desde hacía muchos años, otras no encontraban esa isla o de pronto descubren que han habitado en muchas islas. Otra compañera expone que para estar bien con los demás hay que estar bien con una misma, y que para eso hace falta estar sola en la isla. También hay personas que saben cuánto mide de ancho y de largo su propia isla, son conscientes de cuándo vivir en ella y cuando visitar otras islas.
Como conclusión final pienso que la soledad tiene sus tiempos; la soledad que llega sin esperarla y que tal vez sea la más difícil de asimilar, y la necesaria para el encuentro con nuestro propio yo. En ambos casos aprendemos de la experiencia, porque cuando llegamos a la isla Soledad, podemos abandonarnos como náufragos o podemos levantarnos y preguntarnos qué podemos hacer en la isla. Las respuestas a esa pregunta están acompañadas de decisiones. Eso dijo Carlo, la vida no está llena de obligaciones, sino de decisiones. Y las decisiones las debemos tomar cada día, quizá son pequeñas pero depende de nosotros/as cómo vivirla. Al igual que la soledad, depende de nosotros/as que sea una inversión a nuestro yo, o un refugio para encontrarnos en los momentos más complicados de nuestra existencia. Siempre aprendemos.
10 comentarios:
Muy bonito Encarni. Yo también he hecho varios de estos talleres, les llamamos de autoestima y autoconocimiento, y la verdad es que son unas experiencias maravillosas. Me alegro que hayas tenido esta oportunidad porque aunque haya libros que hablan de ello, no se aprecia igual cuando se trata de compartir y empatizar con los demás. A mi me ha ayudado mucho. Un abrazo,
Mientras vivimos aprendemos.
Y , siendo cierto que el hombre es un ser social, la soledad es imprescindible para encontrarse con uno mismo.
Está bien conocer estas técnicas de autoconocimiento, llegará un momento en que no resulten necesarias porque tu serás siempre tu propia maestra interior. Bs.
No estoy en contra, en absoluto. Cualquier camino me parece válido. Pero por mi manera de ser siempre hay un momento en que pierdo los nervios. Acabo de hacer un curso sobre coaching, y claro, es que todo es incuestionable, porque es puro sentido común. Pero yo siento que no lo necesito, o que igual necesito otro camino. Bueno, hay cosas que sí me han servido, como por ejemplo tomar conciencia del lenguaje, no hablar nunca en negativo, decir lo mismo pero en positivo, este tipo de cosas me parecen útiles. Pero la gran mayoría me parecen básicamente de sentido común, y entonces me incomodo porque yo personalmente siento que esa no es la forma en que yo aprendo, con el juego y todo eso... A mí me funcionan otras cosas.
Pero hablo de mí, y sobre todo comprendo que a cada persona le sirve un camino diferente. Y de todas formas tampoco sé exactamente en que´consistía lo que tú hiciste... En todo caso siempre me parece importante el autonocomiento, ese camino en el que todos estamos.
Todo lo que signifique mejorar y ayudar a hacer la vida más feliz, bien venido sea.
Bicos
muy interesante entrada, me doy cuenta de lo complejos que somos los seres humanos y a la vez tan simples. La soledad para mí es vital algunas veces, es la soledad buscada, pero otra veces me hundo en ella y no sé como salir.
Un besazo.
Tiene que ser bonito participar en un taller de esos.Seguro que sales viéndote de otra forma.Un abrazo.
Un curso interesante, una forma de encontrarse y encontrarte con otros, al final no somos tan distintos ¿no crees?
Un abrazo.
La soledad o puede ser una enemiga o una aliada , a mi me ha costado aprender a sentirme bien conmigo misma y a veces tengo mis recaidas , pero cuando se encuentra a una persona que siente o tiene los mismos problemas que una ...te sientes mas acompañadas y comprendida
Muy interesante ese taller :)
Saludos y un abrazo
PD
( yo tambien hago dibujos de casitas :) ... )
Para mi fue un placer compartir ese momento con un grupo que se implicó y que tiene mucho que aportar. Gracias
Publicar un comentario