jueves, 23 de junio de 2016

Este jueves, relato: Miedos infantiles




Yo no quería salir. La luna estaba fuera, tan grande, tan luminosa y tan inmensa que era imposible que el cielo pudiera sostenerla, si salía de casa, la luna caería irremediablemente sobre mi cabeza. Mi abuela insistía en que me acompañaría de la mano hasta mi casa; que no me pasaría nada a su lado, pero desconfiaba de su nerviosismo y de aquella ropa negra que llevaba todo el tiempo. Ella, bastante resuelta intentó convencerme saliendo a la calle, mostrándome que la luna no caía del cielo, agitaba los brazos, me señalaba aquel astro brillante tan cercano. Pero, no me convenció, el miedo no me dejaba cruzar el quicio de la puerta. Cansada decidió ir a mi casa y contarle a mi padre la imposibilidad de llevarme de vuelta por mi pánico.
 Cuando mi padre llegó, yo espiaba a la luna desde la ventana, recuerdo que me cogió entre sus brazos y no prestó atención a mis súplicas, ni a mi llanto, ni al pataleo cuando cruzamos la puerta. En ese instante, escondí mi cara entre las ramas de aquel árbol  en el que se convirtió mi padre y que había echado raíces en mitad de la calle. Inamovible. Pensé que de un momento a otro la luna se descolgaría, rodaría por el espacio como una pelota y  me aplastaría la cabeza, estaba segura, pero por más que llorase, aquellos brazos férreos  me sujetaban  impasibles ante mi terror.
-¡Mira hacia arriba!- me ordenaba mi padre- ¿Ves qué sigue ahí?
Me resistía,  pero él insistió. Por fin, tragándome las lágrimas, la miré obedeciendo sus exigencias. 
Sin embargo, ahora que  había dejado de llorar, la luna me pareció inmensa y  brillante; como cuando la espiaba desde la ventana, más distante quizá, pero igual de hermosa. La miré fijamente y su luz iluminó la calle, e iluminó mis ojos. Descubrí  que la luna se había llevado todo mi miedo, lo sé, porque cuando la miro está allí, escondido junto a todos los miedos que la luna oculta.

Más miedos infantiles en casa de Charo 

16 comentarios:

Juan L. Trujillo dijo...

Alguien dijo que el miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son.
Eso te pasó a ti. Cuando miraste cara a cara a la luna y supiste de su belleza desaparecieron todos los miedos.
Saludos.

Ilesin dijo...

Una bella historia . Seguro que ahora la luna es una de tus inspiraciones.
Besos

Leonor dijo...


Cuántas cosas nos pueden causar temor por no conocerlas. Uno de mis sueños era que se caían todas las estrellas y era una sensación de miedo terrible, me despertaba temblando.

En tu relato se adivina cuánta influencia tiene la figura paterna y cómo tranquiliza tenerla cerca. Los padres son nuestros primeros héroes.

Un beso.

Tracy dijo...

Las abuelas nunca mienten.

Ame dijo...

El miedo paraliza, más cuando eres pequeña y logra que las cosas sean peor de lo que en realidad son, enfrentarlos como en tu relato es excelente.
Un abrazo

Mark de Zabaleta dijo...

Muy buen relato...

CARMEN ANDÚJAR dijo...

A veces se nos meten en la cabeza unos miedos absurdos, porque nos domina la emoción ante la razón. Y eso de pqueños pasa mucho.
Me gustó tu relato.
Un abrazo

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Qué linda historia de superación de miedos!... la razón y el cariño de quienes nos aman son el mejor soporte para superar la irracionalidad de los miedos. Un fuerte abrazo!

Sindel Avefénix dijo...

El miedo distorsiona la realidad de las cosas, pero si tenemos la suerte de que haya gente querida cerca que nos guía para que podamos ver las cosas como son, los miedos quedan atrás.
Muy lindo relato, me encantó.
Un beso.

Charo dijo...

Qué bonita historia y qué bien contada! Cuando somos niños las cosas más simples nos producen miedo, a veces ese miedo se va si hay alguien que te ayuda a superarlo, otras veces se queda para siempre con nosotros.
Muchas gracias por participar.
Un beso

Diva de noche dijo...

Tu relato tiene mucho en común con el mio..ambas hemos recordado a nuestro padre y dirigimos la mirada al cielo..quizás sea que los miedos infantiles se van ante la presencia de la persona mas fuerte de la casa?...Ha sido un relato que me ha dado mucha alegria leer...besos

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Hay que superar ciertos miedos para disfrutar de la visión de algo como la luna. Bien contado. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Me ha encantado esa imagen poética de la luna como receptora y celosa guardiana de los miedos infantiles hacia ella. Es tan bella que el miedo que pueda provocar se nos va a poco que contemplemos su hermosura.
Un fuerte abrazo.

rosa_desastre dijo...

Que linda imagen, esos brazos donde te cobijas, los de ese árbol que echa raices en medio de la calle. Miedos que se borran con amor, ya ves. La luna aun no se ha descolgado.
Besosss

Montserrat Sala dijo...

Buenos dias Encarni: la fortaleza del padre se impuso, y acomparada de él pudiste ver la realidad, y seguir tu camino hacia la escuela. Pero lo cierto es que al lado de un padre protector, no se tiene miedo a nada.
Un abrazo muy muy grande.

Sara dijo...

Creo que es el miedo más hermoso que he conocido de alguien :)