domingo, 28 de julio de 2013

El puente



 Dibujo de Pamela Dominguez Faryna

Aquel verano,  Mario  debía pasarlo en casa de su abuela, en una casita de campo  a muchos kilómetros de su  hogar, en una aldea de montaña , rodeada de  arboles; lo  recordaba de otras visitas,  porque su pasatiempo  favorito  era perderse por el bosque imaginándose que era un pirata en  busca de un tesoro escondido.  Cada vez que visitaba el lugar, escondía un objeto valioso, elaboraba un  plano  y  cuando volvía después del tiempo,   se colocaba el parche en su ojo izquierdo, desplegaba el mapa y jugaba a encontrar  el  cofre. 
Esa tarde se introdujo en la  espesura  y después de andar el camino trazado  hacia su meta, encontró a una niña  , quizá un poco más pequeña que   él, sentada a los pies de un árbol que le dijo  ser  una sirena que se había perdido. Mario le sonrió, e insuflando  aire y sacando  pecho le comentó que él era  un pirata.  Así conoció a  Rebeca.  Con los días, él  acabaría  convirtiéndose  en un duende y ella en una ninfa.  Ambos recorrían montañas, campos  y bosques, y   jugaron  hasta agotar el verano .
El día de la despedida  Rebeca fue a encontrarse con el duende del bosque, le  contó que volvía a ser una sirena  de regreso a su inmenso mar.   Mario le confesó que ese año seguiría siendo un pirata  desenterrando  tesoros, pero que antes de marcharse, los dos debían  construir un puente. ¡Sí! - gritó emocionada la niña - de agua y hojas.   De cielo y brisa - dijo él.  Y quedaron  alzando el puente entre sonrisas de rana, canto de peces, remolinos de silencio, miradas de luz,  espuma, tierra, caracoles y ramas, olas y lluvia, junto a otros elementos  que adherían  las palabras.  Antes de despedirse, juntaron las manos y cada uno  se llevo un extremo  de ese puente.


7 comentarios:

LAO dijo...

muy linda tu historia de Mario y Rebecca Encarni. Fantasía y simpleza se llevan muy bien. Saludos!!

mariajesusparadela dijo...

De siempre conocemos la insistencia de los chicos para encontrar el tesoro, pero es la primera vez que escucho tan bonita denominación: "Tender un puente"...

Sara dijo...

Me encanta.

Montserrat Sala dijo...

que bonito Encarni y que tierno. Ademas tiene un final maravilloso, construyendo cada uno por su lado un puente, de cielo y brisa, ella lo quería hacer de agua y hojas,Seguro a a esas horas lo deben estar difrutando
a tope.
un abrazo, querida amiga.

JACC dijo...

Ya sabes que me encantó. Un abrazo fuerte.

censurasigloXXI dijo...

Qué bonito, me recuerda a las amistades de verano, lo importantes que son, lo triste de las despedidas y ¡qué pronto se olvidaban y con qué ganas se esperaban cuando se acercaba de nuevo el momento de veranear!

Cuatro abrazos.

San dijo...

Un cuento para la hora de la siesta, todos los niños y niñas alrededor y boquiabiertos mientras se les narra esta historia tan bonita. Construyamos ese puente, para poder cruzarlo de tarde en tarde.
Besitos viajera.