AL HILO DE LA NIÑEZ
Calzábamos la
infancia con unos zapatos viejos que gastábamos en la calle, porque la calle
era nuestra, hasta que la luna fue un
globo que se me escapó y la tierra otro
globo en el que vivíamos. Al atardecer
sonaba la musiquilla en la casa de alguna vecina que tenía televisión y oíamos
las voces de nuestros amigos y amigas que nos llamaban para compartir el programa y abandonábamos
nuestros juegos de canicas o peonzas, o dejábamos de cambiar nuestros cromos y
nos deleitábamos frente a la pantalla en blanco y negro. Aquella caja de
imágenes pasó a ser nuestro mito de la caverna
y nos parecía que todo lo que se proyectaba desde allí era real, de una realidad lejana como los
sueños que vivíamos o nos inventábamos a raíz de dejarnos desamparados en esos cortes publicitarios.
Muchas veces no tardaban seis minutos, sino que encadenaban
anuncios; unos tras otros. Y nos devoraba la impaciencia esos
intermedios larguísimos que nos
juntaba todas las lunas escapadas
en el cielo. Entonces alguien se convertía en un improvisado
indio que berreaba de camino a los callejones, otros
ensayaban el grito de Tarzán subidos a
las sillas de enea, yo me trenzaba el pelo como Pipi Calzas largas, e intentaba
subir por las paredes. Desde esos días
soñaba con montar un caballo de lunares o perderme en una montaña con Heidi. En
aquellas pausas entre los bastidores de la vida se volvían a oír
las llamadas de los compañeros que compartían
su regocijo con los niños y niñas del
barrio; ya han vuelto!- exclamaban inquietos,
y nos adentrábamos sin pestañear en nuestra casa común que era Barrio Sésamo.
A la vuelta hay más programación en casa de Gustavo.
27 comentarios:
¡Qué tiempos...!
Barrio Sésamo... no sé si lo tenemos idealizado,pero creo que es el mejor programa infantil que se ha emitido.
Lo mejor, el intermedio, 6 minutos o más, de puro juego alimentado por las imagenes de la pantalla.
Ante el aparato crecimos, somos audiovisuales o no somos.
Después de la rana gustavo vino la bola de cristal, a lo pegamoide de alaska, a lo movida...ay, cuántas imagenes en nuestras retinas.
Besito feliz por esos recuerdos.
Que bién lo explicas Encarni. tus palabras suenan simepre a poesia, tienen un no-se-qué, que engancha, y es que tienes una particular gracia en mezclar conceptos y metàforas.
Y esto no está al alcance de cualquiera, sin duda.
te mando un fuerte y cariñoso achuchón de abuela
Eran momentos de duda entre seguir con nuestra imaginación en los juegos de la calle o correr a ver ese mundo lleno de aventuras que luego imitábamos. Las imágenes nos parecían cosa de brujería y más de una vez nos asomamos por detrás a ver si descubríamos algo.
Un beso.
En esos 6 minutos mi hermano y yo nos repartíamos los anuncios, menos mal que era horario infantil y no anunciaban "compresas", un saludo que buenos recuerdos, el relato genial.
La tele transformó nuestras vidas, para bien y para mal, pero no hay que quitarle méritos!
=)
Todo era un mundo especial donde la inocencia nos llevaba a surcar fantasías en sueños... y cuando la noche llegaba a eso de las 20.00 h, expectantes estábamos para al ritmo de "Vamos a la cama... que hay que madrugar..." no dar tregua al mundo de la imaginación.
Besos :))
Y Curro Jiménez, y Mazinger... Qué fácil era soñar con las pocas pistas que nos daban.
Tiempos aquellos.
Pues anda que no era así...todo igualito que lo has contado jejeje, lo que ya he dicho, que tenemos una edad, de esto le hablo a mis hijos y me miran con unas caras.
Un beso vecina.
Dichosos tiempos aquellos en que la calle era el escenario ideal de nuestros juegos infantiles. Luego la tele nos fué hurtando esa forma de diversión, sumergiéndonos en las historias que los rayos catódicos se encargaban de mostrarnos. Después vinieron la consola, el ordenador, la wii, los móviles, los mil y un invento que han logrado que los niños hayan olvidado jugar de aquella forma.
Un abrazo.
¡QUE TIEMPOS...! Los dos rombos cuyo contenido no veíamos, por que a las nueve en punto, Cleo, Tete, Maripí, Cordobés, Coletas y Cuquín...nos mandaban a la cama.
Buen relato, amiga.
Un beso desde la ventana.
Sin dudas ese aparato, novedoso y casi que era un lujo tener, que hoy ya esta esparcido uno cuanto de ellos por todas las habitaciones. Nos ha cambiado la vida.
Plaza Sesmo, así lo conocemos nosotros. Un excelente programa infantil.
Un abrazo.
Sisisisi, yo me acuerdo de todo eso, ehhh y la abeja Maya?, que?, siempre volando de flor en flor, haciendo trastadas y el pobre marco buscando a su mamá?, la verdad es que yo sigo en mi empeño de no entender porqué a los humanos no os gustan los anuncios, es lo mejor de la programación, vamos, un descanso para la llorera de Marco o de Heidi con la Rotenmeller o como se escriba to el dia dándole la brasa a la pobre niña y tirándole los panecillos blancos que guardaba para la abuela de Pedro, jopelines, que mania le tengo yo a esa tia, que veo un moño y se me ponen las escamas de punta y todo oiga, jejeje, miles de besosssssssssss
no me interesan los programas que has escrito, no me interesan y los mamé como tú, no me interesan en este texto tuyo, por que lo que me interesa por encima de todo ES LA MALDITA ,MAGIA QUE HAS DESPARRAMADO POR ÉL...
JODERSE LA LINDEZA QUE NOS HAS DEJADO, LEONOR... espera que recuerde tu inicio:"Calzábamos la infancia con unos zapatos viejos que gastábamos en la calle, porque la calle era nuestra, hasta que la luna fue un globo que se me escapó y la tierra otro globo en el que vivíamos.""""
este inicio es de una delicadeza, de una magia, de un espectacular QUE TE CAGASSSSS... y no retiro la expresión por que no me la gana...
MI ENHORABIENA, LEONOR.
leches, se me olvidaba el medio beso.
Esa tele sí me gusta! La que estimula la imaginación.
Y también tu fascinante relato.
Saludos!
Es bonito por este jueves, sentir que todos vivimos en Barrio Sésamo, aunque algunos (como yo) seamos mas viejos y vengamos del "barrio" de la perrita marilyn y los chipiritiflauticos jajajaja.
Un beso
Y todo como en un cuento, lo has contado, hasta con cortes!!!
buen trabajo, nos vemos en el barrio...
Besos
Así era también mi niñez, mucha calle y mucha tele, una "hartá" de tele, más de la que ve ahora mi hijo, y aparentemente no ha tenido consecuencias devastadoras sobre mi personalidad, o sí...¿tú qué crees?
Besos de una niña de barrio.
A mí Barrio Sésamo ya me llegó algo tarde, pero me encantaba el monstruo de las galletas.
Besos
¡Qué bien lo cuentas, Encarni y qué buenos recuerdos! Tal cuál era, aunque a los niños de ahora si se lo contamos nos miran como si fueramos extraterrestres, jajjaja.
Muchos besos.
Ana
PD. Regreso mañana a Jaén, a ver si me da tiempo llegar.
¡Qué recuerdos! la calle y casa, ¡Ya han vuelto! y todos a casa, dejando la calle en soledad. Un beso
Yo también me quedaba atrapada en mi casa a la hora de Plaza Sésamo, era un programa hermoso, lleno de cosas para aprender que me divertía mucho.
Tu relato me llevo a esos tiempos que viviamos entre amigos e inocencia.
Un besote.
Pues sí, qué tiempos, teníamos la edad de creerlo todo, incluso que la luna era un globo que se nos escapó,y a veces quisiera ser niña para verlo todo de colores como esos globos de nuestra infancia.
BESICOS.
Precioso, Encarni. Veo reflejada esa ilusión de los niños para ver su programa, para seguir luego jugando y comentarlo en grupo. La que yo tuve, la que tuvieron mis hijas, la que tiene mi hijo.
Besos, amiga.
Erais niños felices con una tele y unos juegos que nada tienen que ver con los de ahora, pero que creo que, sin embargo, eran mucho mejores. Bonitos recuerdos de tu infancia. Un beso.
Y la cometa blanca...
Esta ventana es....cuadrada!
Y la bruja Avería con los electroduendes...
Un beso, compañera. Me encantó la ternura del relato. Gracias.
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