Foto sacada del blog de Miguel Angel
(Este relato partió de unas fotos de árboles membrilleros que Miguel Angel expuso en su blog y tuve un recuerdo que le conté a groso modo sobre los membrillos en un comentario y él me invitó a que lo ampliara, y aquí está.)
La primera vez que vi un membrillero fue en aquel patio de un restaurante al aire libre en Coín. Mis abuelos tenían la costumbre de ir a comer todos los fines de semana con sus amigos a cualquier restaurante, y como yo estaba de visita en Málaga me llevaron con ellos. Yo tenía 14 años, un montón de granos en la cara y estaba tan seca como el palo de una escoba, eso decía Carmen, la amiga de mi abuela que desde el primer día me recordó a Lola Flores por su desparpajo al hablar. Su marido, Pedro, se estuvo riendo de mí un rato con mi abuelo.
- - Y ésta es tu nieta la ‘lagañosa’* ¿no? – y mi abuelo asentía con la cabeza, y a la vez sonreía.
Yo desconocía aquel adjetivo y comencé a preguntar. Aquello dio pie a una serie de bromas que no entendí pero que me enfadaron causando aún más divertimento entre ambos.
Cuando llegamos al restaurante, Carmen comenzó a decir lo bonito que estaba el árbol con tantos membrillos. Nos sentamos en una mesa cercana al árbol. Desde allí se podía ver a un hombre que pintaba en un lienzo los membrillos, yo me acerqué y estuve observándole bastante rato, totalmente abstraída de lo que ocurría alrededor.
Después de comer mi abuela me llamó a solas y me dijo que dijera lo que me dijera Carmen no le hiciera ningún caso. No entendí muy bien su preocupación pero al rato supe de que trataba la advertencia de mi abuela. Carmen me cogió de la mano y me condujo al baño de señoras, insistió en que robara unos cuantos membrillos. Yo me negué.
-Mi arma, si zolo zon unos cuantos membrillo. Tú eré una niña y no te van a decí ná. Y zi dicen argo, yo le digo que zon cozitas de niños.
Yo seguía negándome, pero ella no paraba de hablarme y de azuzarme hasta que me animé y me acerqué al árbol, miré en dirección al pintor y éste se había ido, dejando el lienzo en el mismo lugar en el cual pintaba, miré de un lado a otro para ver si alguien me veía, y como observe que no, robé algunos membrillos, corrí hacia el baño de señoras y Carmen los metió en su bolso. Yo noté unas cosquillas en el estómago que se fue haciendo saliva de miedo en mi boca. Y aquella señora seguía animándome, y yo seguía robando membrillos, hasta que el bolso se llenó.
Al terminar todos de beberse el café, vi como Carmen metió la taza vacía con el platito en su bolso. Yo no dejaba de asombrarme con aquella mujer. Luego Pedro convidó a mis abuelos a una copita de licor en su casa y allí nos fuimos. Nada más llegar, la señora sacó todo el botín de membrillos delante de mi abuela, los puso encima de la mesa y me ofreció uno.
-Toma ezte eh pa´ti , te lo haz ganao.
Extendí mi mano y me sentí como Oliver Twist tomando su parte del saqueo al árbol membrillero. Mi abuela meneó su cabeza con un gesto de que no aprobaba mi aventura pero no me dijo nada.
Mi sorpresa fue todavía mayor cuando al abrir el armarito donde guardaba la vajilla y los vasos, tenía platos de todos los colores y formas, con nombres de los distintos bares, cafeterías y restaurantes por los que habían ido.
- - Zon recuerdos que me traigo a casa. – dijo mientras fregaba la taza y el plato que había robado del restaurante.
Yo miré el membrillo que me había adjudicado y pensé quitarme el sabor del miedo que aún tenía y le di un mordisco al membrillo… aquello me dejó un recuerdo áspero y amargo que no pude dejar en aquel armarito cargado de souvenirs caseros y lo escupí de mi boca tratando de borrar aquel recuerdo sin conseguirlo del todo.
*Lagañoso/a o legañoso/a: adjetivo antiguo utilizado para designar a los que procedían de Almería, desconozco el motivo.
27 comentarios:
Pues ya le vale a la señora, si quería membrillos que los robase ella.
No entendí bien lo de los platos de tu abuela, ¿también le gustaba llevarse recuerdos?. Unos amigos mios se llevan toallas de los hoteles a donde van, después presumen de ello.
Bicos
Dilaida, los platos no eran de mi abuela, eran de esta señora cleptómana que intentó iniciarme en esta empresa. Así, que ibas a comer a su casa y tenías un plato de Restaurante Pepito,un vaso de Bar Mariquilla, una cuchara de ... pero así toda su cubertería. A mi abuela no le gustaba mucho Carmen, pero como Pedro (el marido de Carmen) era muy amigo de mi abuelo pues la toleraba.
Para nada soy amiga de lo ajeno, creo que este fue mi segundo y último robo, el primero fue un cuento y todavía me tiemblan las piernas al recordarlo.
Pero a ver ¿Quién no ha robado de niño/a alguna cosilla sin importancia?
Bicos
Esta entrada, además de disfrutarla enormemente, me ha hecho rememorar esta película de Victor Erice. "El sol del membrillo". Trata sobre la importancia de la luz en la obra del gran pintor Antonio Lopez. Es un pintor increiblemente detallista y verdaderamente genial. A través suyo entendí la importancia de la luz en la pintura.
http://www.youtube.com/watch?v=eB9Mr1w4iQI.
La película Sol de membrillo es una creación del año 1992 del autor Víctor Erice basada en el trabajo de Antonio López García.
El largometraje recoge una serie de escenas en las que el pintor Antonio López se encuentra pintando un membrillero, situado en el patio de la casa del pintor.
Unas dos horas y trece minutos de reflexión sobre el arte, la creatividad y el paso del tiempo, que son interpretados por el propio pintor Antonio López García, Marina Moreno, Carmen López y María Lópe.
http://www.artespain.com/wp-content/uploads/el-sol-del-membrillo-antonio-lopez-garcia-213x300.jpg
Bueno yo tengo que confesar, que siendo niña, más de una vez fui a robar fruta a las fincas ajenas, sobre todo uvas, era un juego asiduo que teníamos los niños de mi aldea y si no ibas no formabas parte del grupo, y yo me lo pasaba muy bien, aunque más de una vez me castigaron por ello.
A mi lo que no me gustó es que la señora, de la que hablas, se supone un adulto, mandase robar a una niña.
Bicos
Sí Emejota, hace algunos años que la vi, me gustó mucho y así como tú dices, una introspección al arte de pintar y la importancia de la luz. Yo cuando vi la pelicula me acordé de aquel pintor que sería familiar del dueño/a del restaurante, y también me dije que sería el único que sabría de la falta de membrillos en el árbol, supongo.
Un abrazo.
Dilaida, en otra ocasión Carmen intentó convencerme de que robara un vaso y un plato de otro restaurante, pero esta vez y en otras no me convenció. Y sabes qué hacia cuando no podía acceder a lo que ella quería, convencía a otros niños o niñas como a mí para sus propósitos. Carmen era así, luego te contaba sus anécdotas y nos hartábamos de reir de la forma que lo contaba.
Un abrazo.
Me ha encantado este relato de infancia y de otoño. Desde que mis ojos pasaron por encima de la palabra "lagañosa" me di cuenta de que ahí, en ese relato, habría gente andaluza, lo que no sabía es que se llamase así a la gente de Almería :/ Lagañosa, aquí en mi Graná es que tienes legañas, que también es correcto decir lagañas (eso lo averigüé hace no tanto :))))
Vaya con la cleptómana haciendo uso de tus servicios :(( ¡Angelica la Encarni niña!
Ja, ja, ja… así ha reaccionado el membrillo del jardín parroquial cuando le he contado tu relato. Él sabe muy bien de gentecilla que ha respondido como tú tras un mordisco a un membrillo maduro. Cuando esto pasó de ser patio particular a jardín comunero, la chiquillería miraba los frutos colgando diciendo cómeme, tan amarillos y apetitosos. Todas las mañanas descubría por el suelo pedazos mordidos de la tarde anterior. Ahora ya no lo hacen, ya aprendieron.
Como tú y como yo, que también aprendimos que una cosa es ir a comer perucos en huerto ajeno y otra mangar descaradamente no importa qué ni para qué, por el simple vicio de hacerlo.
Has sacado jugo y almíbar de la foto del membrillo parroquial. Un relato muy precioso.
Legañoso/a era palabra muy usada en mi pueblo; todos los niños y niñas teníamos por entonces legañas. Era la expresión del hambre, y también de la poca limpieza y salud. Ahora es difícil entenderlo. Las cosas no siempre han sido como ahora las vemos.
Una anécdota que se te ha quedado grabada para siempre y la asocias a los membrillos.
Encarni, te imagino y supongo el mal rato que pasarías, con la señora azuzándote bien. En fin..., que es terrible la cleptomanía. Hace poco vi a una señora muy mayor en plena faena, en la barra de un bar, y los camareros haciéndose los despistados, como todos, supongo que por pura vergüenza de llamar la atención a toda una anciana respetable en apariencia.
Un abrazo fuerte.
Yo no creo que esa señora fuese cleptómana: el cleptómano roba por enfermedad y lo hace él mismo, no induce a otros. Esa señora era una fresca , una aprovechada y una inmoral.
Je,je...Encarni, te van a llamar ahora cleptómana... acuérdate del dicho popular "Maté un gato, y ahora me llaman matagatos..."
Bueno, fuera de bromas, interesante lo que cuentas, y la forma tan sencilla de hacerlo; además, parece que has disfrutado al recordarlo mientras iba tomando forma la entrada...
Yo, de pequeño, me harté de robar en Simago (como ha pasado tanto tiempo, igual el delito ha prescrito) y la de veces que me escondía algún libro que me gustase, de esos de bolsillo; lo metía bajo la cazadora y me saía con él, sujeto por el brazo...así, que ya ves que el que más y el que menos, también ha sido amigo de lo ajeno...je,je...ahora, jamás se me ocurriría hacer una cosas así y es que con los años, sientas la cabeza, al menos en lo que se refiere a normas de convivencia..otra cosa es dar por sentado, que lo has conseguido.
Un abrazo.
Jejeje tus primeros delitos! inducida además. Ay!!! lagañosaaaa un besito
CANDELA, que alegría me has dado viniendo por aquí. Pues sí, la gente de Málaga por entonces, incluso en Jaén donde vivo ahora cuando cuento como utilizaban este apelativo para identificarnos hay varias teorías sobre eso. La primera de ellas, es que se nos llamaba así porque Almería era una provincia muy pobre, la otra teoría es que se supone una tierra de mucho esparto y que eso producía legañas, y otra sencillamente que eramos gente con muchas lagañas. En fin, que sea como sea yo lo averigué aquel día.
Un abrazo angelical.
MIGUEL ANGEL, Pues sí, así fue como descubrí que un membrillo no se podía comer crudo, no veas como se río mi abuela y su amiga. Yo no tanto.
Me alegro que te haya gustado mi recuerdo de los membrillos.
Un abrazo.
ISABEL, creo que está mujer tenía un vicio muy raro, porque podía encotrar en su casa palilleros, servilletas, en fin todo tipo de cosa. Como ya he dicho antes intentó persuadirme en otras ocasiones pero acabé negándome.
Un abrazo fuerte.
MARIAJESUS, tienes toda la razón, pero yo creo que como no tuvo hijos... tal vez...
En fin, yo dejé de visitarla porque cada vez que iba me ponía a fregar su baño. ¿Pero que se creía aquella mujer?.
Un abrazo.
UTOPAZZO, uyyy me van a llamar cleptómana y lagañosa, jejeje. Bueno no tiene importancia, lo asumo.
A ver, si analizamos los hechos, es cierto que me persuadió para que los robara, yo me negé, pero ella insistió. Yo podía haberme ido con mi abuela y por tanto no lo hubiera hecho, pero decidí hacerlo tan sólo por la experiencia, la aventura, para mi significaba un reto y lo asumí. Después comprobé que me utilizó descaradamente por eso no volví a hacerle caso.
No sé que hubiera pasado si me llegan a pillar, o tal vez me vieron pero no dijeron nada, nunca lo sabré.
Un abrazo.
LATRIS, si guapetonaaa como dicen en mi tierra a mucha honra.
Besitos.
Felicidades por el premio. Quedo muy original la idea con esa foto. No se a los demas pero a mi me gusta que nos sorprendas con nuevos registros como ese...
Cuidate, escritora.
Casi todos hemos hecho pillerías de pequeños, como robar pequeños objetos que nos hacían sentir mas importantes por el hecho de haber cometido un "delito", pero vamos que un adulto se aproveche de un niño para sus hurtos, ya le vale.
Un abrazo
Encarni, creo que esta señora tenía un serio problema y el hecho de robar o que robaran para ella era una vía de escape que sin duda le salía más económica que un psicólogo.
Por otro lado, en tu relatillo expones lo manipulables que pueden ser los niños, si alguien habilidoso se lo propone; para ti era un juego con su punto de aventura y riesgo, es decir, prácticamente irresistible.
Espero que los membrillos ,ahora, te sepan y huelan a membrillo, sin aditivos emocionales adversos añadidos.
Un fuerte abrazo.
Caray con Carmen...Yo no hubiese robado, me hubiese muerto de vergüenza. De hecho creo que no he mangado nada en mi vida. Tímido, vergonzoso y calvo jajaja. Vaya combinación.
Que bueno eso de tratar de quitarse el cargo de conciencia escupiendo. jijiji.Te perdonamos porque eras pequeñita.
Como se te ocurra meter las manos en mi nevera te las corto jejeje
Bésix
Encarni...muy bien relatado...Esta señora una aprovechada...Una cosa es coger un membrillo por capricho y la otra lo que te hizo hacer..."una fresca amante de lo ajeno"...
Respondiendote he encontrado esto:
....A los de Almería nos llaman legañosos (y no lagañosos) porque en la recogida de esparto ( actividad usual en las comarcas meridionales de Almería en determinadas épocas) se nos llenaba de polvo los ojos, y como no teníamos ni de qué limpiarnos pues siempre andabamos con las legañas puestas. De nuestra Región siempre se ha dicho: Almería; esparto, moco y legañas.......
El esparto tiene un componente tóxico que afecta a los ojos hace que genere gran cantidad secreción(legañas)junto con la sequía endemica de esa tierra que no deberia de ayudar a tener una higiene ocular notable.....
parece que aclara el origen del apodo....
Anónimo, me alegra que te haya gustado mi nuevo registro, jeje. En fin, una que se lanza a la piscina y nada. Oye que me alegro que andes por aquí.
Un abrazo cinéfila.
José Vte. Si conocieras a esa mujer te caía la mar de bien, porque tenía un desparpajo, que todo parecía un juego a su alrededor. Yo le hice caso sólo esa vez, pero lo intentó más veces. Pero aprendí a decir que no.
Un abrazo.
Ana, ahora que puedo mirar hacia atrás, es cierto que supo convencerme; en aquel momento me pareció un juego, pero luego mi conciencia
supo que aquello no estaba bien, porque fijate, ella decía que era para hacer carne de membrillo, pero yo pensé que ya en las tiendas había hecho, lo cual me pareció una tontería el haberme arriesgado a robar unos cuantos membrillos, que seguro el pintor los echaría en falta, seguro.
Bueno la carne de membrillo me gusta, yo la compro y me gusta comerla con queso fresco ummmm qué rico!!
Un beso.
Calvarian,te prometo que no metere la mano en tu nevera,yo soy muy respetuosa en las casas ajenas, pero en las que tengo confianzaaaaa... como en la mía por ejemplo la dejo 'mas pelá que un chino' jejeje.
Un abrazo calvito.
Anna, gracias por la información. Yo sabía algo de eso, pero nunca lo averigué , entre otras cosa porque no le di mucha importancia. En mi tierra, como en Granada también se dice lagañas, por lo menos desde pequeña lo he escuchado siempre así.
Es cierto que la sequía hace estragos en Almería sobre todo en la parte del levante, por Tabernas y alrededores. En el Poniente ahora no hay esparto, hay un mar de plástico.
Un abrazo.
Preciosa tu historia.
Comer membrillos en el mar es algo delicioso. Das una mordida, lo dejas que flote, le das otra, juegas con él como una pelota...y así hasta que se acabe. Entre lo salado y lo agrio, sale un sabor magnífico.
Besitos
Buen relato.
Por lo visto Carmen tenía la costumbre de acaparar lo ajeno .
Lo desagradable fue que te involucró a tí siendo una criatura.
Y ese recuerdo perduró a través del tiempo.
Es significativo como ciertos episodios ocurridos en la niñez quedan marcados a fuego.
Hiciste bien en escupir el bocado de membrillo.
Fue tu " no" contundente a ser cómplice del robo.
Re bueno!!!
Besos.
Es cierto, muy buen relato. Sobre todo porque aquella señora te enseñó algo importante: la mala sensación que queda después de haberse apropiado de algo que no es nuestro o tuyo... tuviste una buen modelo al cual no imitar. Te encuentras a mucha personas así: bastante malipuladoras, que te embaucan con su palabrería y consiguen de ti algo que no te agrada hacer...
Un beso, eres de lo más sensata que leo por estas calles. (no suelo despedirme con besos, creo que eres la primera o la segunda... bueno tampoco soy tan importante como para que te sientas especial pero me alegro de leerte).
Virgi, ese tipo de experimentos los hacia cuando era pequeña y tenía el mar muy cerquita, que te pordría contar yo... y mis travesuras.
Un abrazo.
Carmela, creo que somos lo que somos por lo que fuimos o vivimos en la infancia, por lo menos yo analizo algunas cosas que me dejaron marcada de por vida y estoy segura que me hicieron como soy.
En la infancia desconocemos las consecuencias del peligro, pero una vez que se viven ciertas experiencias se aprende en el camino.
Besos
Lemaki, cuando eres niña la visión que tenemos de las personas se ven desde otro prisma. A medida que vamos creciendo nos vamos dando cuenta de cómo son algunas que tenemos cerca o que acabamos de conocer. Yo me sorprendo cada día de los resortes que tienen algunas personas para vivir o convivir. Sobre todo me sorprende el egoísmo y la manipulación. Y cuando das con personas así mejor es estar de espectadores/as.
Pues allá va otro beso, de pequeña no los daba tan facilmente, ahora es otra cosa.
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