El 20 de noviembre de este año se han celebrado los 20 años de la ‘Declaración de los Derechos del Niño’, hasta el día de hoy se han suscrito 193 países a esta iniciativa. Y haciendo un balance personal de esta cuestión, cada año por estas fechas los titulares ponen de manifiesto la carencia de dichos derechos, o en muchos casos la falta total de ellos. Resulta curioso que la ‘Declaración de los derechos humanos’ se firmara en diciembre del año 1948, y once años más tarde, concretamente en el año 1959 se aprobarán los derechos del niño, no digo que no hicieran falta, lo curioso es que éstos deberían haber sido aprobados en primerísimo lugar, porque los niños serán los adultos del futuro, y sin ninguna duda esto concierne a toda la humanidad, en cambio se debió de tardar unos años más en reivindicar que los niños y las niñas también tienen derechos.
Pero si miramos detenidamente la lista de países suscritos, podemos comprobar que Estados Unidos no está incluido, es decir, no ha firmado dicha declaración, se podría dar lectura a esta negativa de un país que se cree con el derecho de ser ejemplo de libertad y además exportar su innegable aportación a otros países. Es paradójico que Israel se halle incluido en esta ratificación a favor de los derechos infantiles cuando cada día los incumplen al negarle a miles de niños y niñas palestinos el derecho a tener una nacionalidad, y a tener una vida digna. Paradójico resulta que la India esté incluida en la lista, cuando es el país por excelencia de las mayores tasas de analfabetismos en el mundo y el que tiene el mayor número de de trabajadores entre 4 y 14 años en sectores como la agricultura, minería , hornos, fabricas textiles, de cerillas, sederías, de fuegos artificiales y en el gigantesco sector infantil urbano (transporte de cargas, comercios pequeños, etc...)
Paradójico que en Brasil existan los ‘meninos da rua' y que en las zonas rurales trabajen siete millones de niños/as y muchachos/as menores de diecisiete años, ocupados en las plantaciones de caña de azúcar. También varios países de África ratifican la declaración de los derechos del niño, y el 17% de la población activa se encuentra entre los 4 y 15 años, por no hablar de los niños soldados en diferentes conflictos armados, o la práctica de la ablación entre las niñas.
China también es un país que ratifica los derechos del niño/a, en cambio, con la política del hijo único, miles de niñas de zonas rurales no nacen o no existen porque no están inscritas en sus respectivas zonas. Por otra parte el 80% de los juguetes que se fabrican en el mundo proceden de China y de Tailandia, y que en el año 1993 ardieron varias fabricas de juguetes en ambos países en los cuales murieron miles de niños que trabajaban en ellas.
Pero más que paradójico, resulta vergonzoso que países como Camboya, India, Filipinas, China, Tailandia, Taiwán y otros países tengan más de un millón de niños y niñas de esclavos sexuales , países que hipócritamente se dignaron a rubricar dichos derechos a la infancia.
El principal flujo de turistas ávidos de sexo infantil proviene de países económicamente desarrollados (Europa occidental, América del norte, Australia, Nueva Zelanda, Japón y estados del Golfo Pérsico) y se extiende por los países más pobres del sudeste Asiático, África, América Latina y el Caribe. Algunos países de Europa del Este, desde la caída del telón de acero, están empezando a atraer turistas sexuales y a exportar niños/as prostituidos/as hacia las zonas vecinas. La mayoría de estos países están suscritos a la Declaración de Derechos infantiles.
Podríamos poner en evidencia los países latinoamericanos de los cuales el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) apuntó, por su parte, el pasado mes de marzo, que en Haití existen entre 250.000 y 300.000 menores que trabajan como empleados domésticos en condiciones de semiesclavitud .
Y así podríamos seguir deshojando la margarita hasta llegar a los derechos de los/as niños/as no nacidos/as, por los cuales el Vaticano y algunos grupos políticos y sociales priorizan estos derechos en detrimento de los derechos de las madres. Y no pongo en duda que deban existir, pero una defensa de este tipo debería ir acompañada de toda la responsabilidad asumible en todas y cada una de las circunstancias. No se puede, ni se debe hacer una regulación de la descendencia social a partir de valores religiosos, cuando los hijos siempre son responsabilidad de los padres y de las madres. Y viendo como está el panorama mundial sobre los derechos de la infancia, el Vaticano debería de manifestarse por estos derechos ,por los niños ya nacidos que carecen de ellos. Y de paso garantizar los derechos de los niños y de las niñas que han sido víctimas de abusos sexuales y pederastia por parte de religiosos que acaban engrosando cada día los titulares de la prensa.
Después de analizar estos datos me pregunto si los niños y las niñas de todos estos países sabrán qué existen unos derechos para ellos, sin duda la realidad nos demuestra que deben de ignorarlos ya que el analfabetismo se encarga de solucionar esta cuestión. En todo caso, de conocerlos lo más probable es que le sucediera como al niño pakistaní de 12 años Iqbal Masih, asesinado por la mafia tapicera de Pakistán al tratar de luchar contra la esclavitud infantil.
Y celebraremos los 20 años de la Convención, pero mientras las estadísticas nos sigan dando estos resultados, los derechos humanos quedarán a la altura del suelo. Mientras tanto a todos estos niños y niñas sobre su situación les contaremos un cuento.
Bibliográfia: Listado de Estados que han firmado la convención sobre derechos del niño. Monografías.com. Wikipedia.
Escrito por Encarni Fernández Sánchez
4 comentarios:
Estupenda entrada, Encarna. No obstante, he echado de menos un poco más de concreción en el tema del aborto. Particularmente creo que es un tema en el que decide, ante todo, la mujer.
Me gustaría que expresaras claramente tu postura. Es un gusto mío, no una obligación tuya, quede claro.
Un saludo.
Hola Paco, esta entrada estaba basicamente centrada en los derechos de la infancia, de como viven la infancia los niños y niñas del mundo. Me detuve en la postura de la iglesia sobre los derechos de los niños/as no nacidos, porque para la iglesia, prima el derecho del no nacido antes que la decisión última de la madre, pero este derecho que defiende el Vaticano y algunos grupos políticos y sociales viene a decir que la descendencia no le pertenece a la mujer o la pareja que engendra, sino que la vida que se engendra pertenece a la sociedad,este derecho viene a decir que el cuerpo de la mujer tiene que servir para la sociedad, porque la vida que lleva en su interior es un producto social. Pero la responsabilidad, el bienestar,el cuidado y el gasto social de un/a hijo/a es un asunto privado, y además es para toda la vida, por lo tanto la decisión de tener o no tener un hijo debería ser una cuestión privada y personal. Abortar es una durísima decisión, pero que debe tomarla en última instancia la mujer.
Por poner un ejemplo, según los datos que de el Ministerio de Sanidad, en 2007 112.138 mujeres han recurrido al aborto voluntario, si la iglesia y los grupos políticos afines defienden el derecho de los no nacidos como propiedad de la sociedad, ellos deberían correr con la responsablidad de mantener, cuidar, y ofrecer una vida digna a 112.138 niños para toda la vida.
Sin contar claro está con la cantidad de hijos/as que vienen al mundo sin ser queridos que pululan la gran mayoría en la marginalidad con muy poquitos derechos.
Y si nos damos una vuelta por el mundo, los niños y niñas que se encuentran en esta vida en las peores condiciones, no es la sociedad precisamente quién los proteja, más bien nacen en esos países precisamente para ser explotados de muy diversas maneras.
Espero haber aclarado tus dudas sobre esta cuestión.
Un saludo.
Que bien hablas... sobra decir que estoy de acuerdo contigo en todo...
Saludos, escritora.
Gracias anónimo, es una alegría verte por aquí.
Saludos...?
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