jueves, 13 de enero de 2011

La gramola de la vida

Volver la vista atrás para seguir la música que nos ha acompañado nos convierte en una caja sonora que nos devuelve el eco de nuestros recuerdos. Si bien la música de fondo pudiera ser esa gramola en la que se introducían unas monedas y aparecían flotando las notas de esa canción que como mínimo tenía una historia con valor añadido. Pero no siempre había música a nuestro alrededor, también estaba el silencio y muchas veces el ruido. Existen etapas de mi vida en las que había sólo ruido, como esas radios que no encuentran el dial para sintonizarse y, rugían ante nuestra desesperación, así me sentía yo, como en un eterno bullicio. Esto me hacía pensar que había una música fuera de nosotros y otra dentro, ambas podían no estar definidas o podían estar en nuestro camino e ir descubriéndolas por nosotros mismos, o alguien nos las descubría, así, los acordes y desacordes entrarían en nuestro salón de música o en nuestro dormitorio, tal vez los espacios no importen. Tal vez importe el silencio, ese que viene acompañado de sonidos naturales como el viento, la lluvia al caer, el canto de algún pájaro, el murmullo de las olas, tal vez el silencio sea necesario o también la música pueda ser una necesidad, como respirar, como tener hambre o sed.

Fue así que la música de fuera, esa atmósfera invadida por Chiquetete, Las Grecas, Pimpinela, Isabel Pantoja, Manolo Escobar y otros de similar estirpe resonaban en mi casa igual que en toda casa de vecino. Desde muy temprano sonaban los radiocasettes en las ventanas, a veces incluso cuando caminabas por una calle, el oído reconocía el repertorio de cada habitante de allí. Sobre todo si el sol acompañaba, la alegría salía a borbotones y alguna vecina se animaba a cantar por Lola Flores mientras tendía la ropa en el patio de luces. Y fueron muchos años en los cuales iba creciendo, incluso nos mudamos en varias ocasiones y la música de fondo era igual que el fondo de un armario o las recetas de cocina.

Hasta aquel día que escuché la música de un piano cuando iba al colegio siendo una niña, convirtiéndose para mí en una búsqueda incesante de esa melodía que cubriera mi necesidad. Había hecho de Emilio José una isla en la cual retirarme cada vez que amenazaba tormenta, y necesitaba las notas de un piano, que un buen día aparecieron en una radio musical de las manos de Richard Claiderman. Y me emborraché de piano tumbada sobre mi cama. Y el tiempo pasaba… con los ojos cerrados. La vida podía esperar fuera, dentro sonaba mi música y ya nada podía pasarme.

Llenaba cuadernos de versos tristes, hasta que un día envié un poema a la radio local para un programa que escuchaba todas las noches junto a mi hermana pequeña. Antes de empezar le contaba algún cuento de los que me inventaba para ella y, esa noche mi madre nos insistía en apagar las luces porque papá protestaba por nuestras risas. Obedecimos y a oscuras metimos la radio dentro de la cama y nos cubrimos hasta la cabeza. Habíamos introducido una cinta virgen para grabar el momento. ¡Ya empieza!. Mi hermana estaba emocionada al escuchar mi nombre en la radio. Chissst, cállate que va a venir papá y va descubrir nuestro secreto. Sonaban extraños los versos en boca del locutor, como si ya no fuesen míos y pudieran abrirse camino, solos, sin mí. Pero no me sentía triste por ello, eran palabras echadas al viento. Al finalizar el poema, pudimos oír por primera vez ‘Noches de Blanco Satén’ y nos quedamos dormidas.

Otra de mis necesidades era leer, por entonces había leído Robison Crusoe, Novelas cortas de Miguel de Cervantes, Niebla de Miguel de Unamuno y Ana Karenina de León Tolstoi , esta última novela la trajo mi padre en una caja de fruta que, curiosamente el dueño quería deshacerse de ellos aprovechando la reforma que le iba hacer. Entre los libros se encontraba también; Perry Mason ‘El Caso de la Cleptómana’ de Stanley Gardner Molino que la devoré enseguida por el interés que me suscitó.

En aquella época descubrí a Antonio Machado, Rafael Alberti, Miguel Hernández y Vicente Alexandre, pero aquel descubriendo vino de la mano de mi profesora de Lengua y de un grupo de compañeros y compañeras que nos iniciábamos en el conocimiento de la literatura. Esta profesora nos animó a hacer un recital el 28 de enero aprovechando que era el patrón de la enseñanza de secundaria ‘Santo Tomás de Aquino’. Para ello nos invitó a merendar a su casa y buscar la música que acompañaría nuestros recitales. Vimos su tocadiscos y muchos discos de vinilo colocados muy cuidadosamente en una estantería. La música clásica era la más adecuada para estos eventos decía la profesora y buscando entre ellos asomó un disco de música medieval que acompañó nuestra merienda convirtiéndonos en bufones y trovadores. Por un instante el reloj paró de contar sus minutos y nos dejó a merced de un sueño que nos trasladaba en el tiempo, a otro tiempo y a otro lugar que nos hacía ser otras personas al compás de la música.

Fueron en esos años que sin darme cuenta me convertí en la doncella en su torre de marfil, es decir, recluida en mi habitación propia, unas veces como retiro personal , otras por obligación porque el guardián del Castillo guardaba celosamente la virtud de su hija. No obstante, los intentos de impedir el transcurso normal de mi vida tuve que ganarlo a pulso, un pulso en el que estaba en clara desventaja, pero que unas veces con ingenio y otras con razonamiento el camino se fue allanando no sin dificultades. Por eso cuando bajé al mundo real, las canciones con las que me identificaba estaban entre la realidad y el sueño, como Fotonovela de Iván, Hijo de la Luna de Mecano, Embrujada de Tino Casal, Un hombre Lobo en París de la Unión.





21 comentarios:

Anusky66 dijo...

Al leer y escuchar tu gramola me he dado cuenta de algunos de las canciones que olvidé al hacer un resumen de la mía "Fotonovela de Iván, Hijo de la Luna de Mecano, Embrujada de Tino Casal, Un hombre Lobo en París de la Unión." me encantaban las 3 gracias por recordarmelas .

Un super besazo

mariajesusparadela dijo...

Reina de la noche, olvida tu mal humor...cuántas veces me lo habré dicho a mi misma.
No sabría deciros todo lo que me estais obligando a recuperar de mi propia vida. Hermosísimas recuperaciones.

Ana dijo...

Vaya Encarni, has dado un repaso a tu historia a través de la música marcando momentos fundamentales de crecimiento personal y social. Es curioso porque básicamente recuerdo el eco de las mismas canciones en momentos muy similares, es lo que tiene pertenecer a la misma generación.

Inevitablemente asociamos estímulos a determinados acontecimientos y entre ellos la música ocupa un lugar privilegiado por la gran cantidad de sensaciones y sentimientos que suscita.

Gracias por compartir tus momentos vitales-musicales. Un beso.

Utopazzo dijo...

Vaya Encarni, nos abandona el tiempo y volvemos una y otra vez a nuestro años jóvenes: eso es fantástico, pues recordar es soñar también. Nadie quiere abandonar (por mucho que diga) aquello con lo que creció, con lo que aprendió... aunque es cierto que desde que naces (incluso antes de nacer) ya estás creciendo y madurando, creo que siempre se graban momentos en nuestra memoria que son especiales y por eso, los rescatamos una y otra vez. Yo lo hago a menudo y es bastante gratificante. El blog es una vía de escape que te ayuda a poner sobre la línea de letras y palabras, aquello que no harías abiertamente siquiera con tu vecino, y aquí se hace...
Un cordial y positivo abrazo de Utopazzo.

nocheinfinita dijo...

Estupenda música la que suena en tu gramola... que nos hace rememorar tiempos pasados

Un beso

noche

yraya dijo...

Richard y su música para soñar, Moody Blue para descansar después de tanto baile y Tino Casal, ufff, que garra tenía este chico cantando, sobre todo "Eloise"
Muy buena la eleción de tu gramola.

José Vte. dijo...

Hay que ver, cuando nos ponemos a pensar o cuando la melancolía nos llena, también la alegría, porque no, y nos damos cuenta cuantas canciones componen la banda sonora de nuestras vidas, y cuantas te invitan a dar un suspiro de nostalgia.

Precioso Encarni. Un abrazo

Anónimo dijo...

Encarni...sorprendida me tienes de tu sensacional relato...
Estas músicas son de una época para mi ya más etrada en años...y tambien me gustan y me traen recuerdos...
Es verdad que a veces hay temporadas en que la música parece no estar...pero de eso no quiero acordarme...
Tu gramola acompaña a unas letras que son pura melodía...¡ozú...qué bien escribes, quilla¡

Dilaida dijo...

Encarni es una entrada estupenda, son tantos los recuerdos que vienen al escuchar canciones que ya ni recordaba.
Bicos

Tonet dijo...

Que preciosidad de entrada...incluso tu tono es más suave y delicado.
Me gusta mucho como has trenzado tu infancia/adolescencia con la música y el amor por los tuyos.
Una maravilla de verdad.

Besote guapa¡

Pd. te presentas en febrero? ¿a cual de ellas?
Te deseo entusiasmo y voluntad y....mucha , mucha paciencia hasta que salgan las notas....jejjeje

ARO dijo...

Preciosa, linda entrada. Ese paseo por la vida de música en música es tan placentero que te aseguro que volveré para leerlo nuevamente. Eres genial.

felicitat dijo...

Ay! Encarni... que cosa más íntima, es muy bello. También recuerdo lo del radiocasette y la moda de grabar la voz, canciones y aquel micro! a mi hermano y a mi, nos trajeron uno para reyes un año... qué risas!!! Embrujada... todavía sigo encantada con la almohada!!! jajaja Stop my Hada... jajajaja, la he bailado mucho :)

oliva dijo...

Si, Encarni es una belleza. Tus palabras describen siempre tan bien, tus recuerdos y emociones que si ahora las acompañas con esta música tan personal, particular y tuya, ganan en riqueza y atractivo. Un placer conocer de ti a través de estos post sobr la música de tu vida.

Un abrazo (estoy escuchando a Iván). Es algo anterior a mi, pero la conozco. Las anteriores a esta no las conocía. Y ahora escucho a Tino Casal, me gustan los dos...

Adelaida Ortega Ruiz dijo...

Ayyyyy "Noches de blanco satén" de los Moddy Blues. ¡Cuántas veces la habré escuchado!

Sí, amiga, esa canción estaría en mi gramola de la vida, sin dudarlo.

Anónimo dijo...

www.gara.net/paperezkoa/20100907/219314/es/Rubalcaba-siguio-alertando-atentados-pese-conocer-decision-ETA

Yolanda Smith dijo...

Debes ser más optimista. El optimismo proporciona una gran felicidad.

Besos

virgi dijo...

Me has hecho recorrer trozos de tu vida de una manera muy tierna. Yo también relaciono la música con imágenes, recuerdos, olores...
Un abrazo, Encarni

Unknown dijo...

....lo que daría por volver a escuchar esas grabaciones de violeta ;) ....
un piano que se quedara dentro de la manta de recuerdos....play
si pienso en ti.
un abrazo!

Unknown dijo...

Y TINO FOR EVER!!! :))

latrís dijo...

Qué razón tienes! Podríamos hacer un recuento de nuestra vida recordando canciones de cada época.
Me ha encantado tu recorrido...
Un besazo enorme

SEMA MIRANDA dijo...

Me ha gustado mucho tu entrada y sobre todo recordar viejas canciones,¿te acuerdas de las maquinas de musica en los bares? aqui en Chipiona no quedan ninguna pero hay una en un bar de una de mis ciudades preferidas, en santiago de Compostela, en el Trafalgar, cerca de la Catedral.Un beso