“En busca del tiempo perdido” escribía Marcel Proust: “…Antes soñábamos con poseer el corazón de una mujer que nos enamoraba; más adelante nos basta para enamorarnos con sentir que se es dueño del corazón de una mujer. Y así, a una edad en que parece que buscamos ante todo en el amor un placer subjetivo, en el cual debe entrar en mayor proporción que nada la atracción inspirada por la belleza de una mujer, resulta que puede nacer el amor, el amor más físico sin tener previamente y como base el deseo. En esa época de la vida, el amor ya nos ha herido muchas veces, y evoluciona él solo, con arreglo a sus leyes desconocidas y fatales, por delante de nuestro corazón pasivo y maravillado. Lo ayudamos nosotros, lo falseamos con la memoria y la sugestión. Al reconocer uno de sus síntomas, nos acordamos de los demás, los volvemos a la vida.”
A este escritor lo descubrí hace unos años, y me fascinó la forma en la que detallaba asuntos tan nimios como el placer que sentía de niño comerse una magdalena en el desayuno, a partir de ahí, contar todo lo que le sucedía en su vida otorgaba un valor ampliado de las cosas, sobre todo en el amor. Para él, el amor estaba hecho de pequeños detalles, que narraba con sumo cuidado, detallaba cómo una pieza de música harto de escucharla tiene un nuevo valor cuando se está enamorado. Es cierto, cuando se está enamorado la música nos habla sin palabras, y ella sigilosa se introduce en nuestro interior, reconociendo en cada nota su mensaje, que no es otro que el que deseamos escuchar. Resulta que en ese momento la música suena y te das cuenta de algo que nunca estuvo en esa composición, y que ahora lo descubres con toda nitidez, con la claridad que da el amor para sentir.
Decía Pessoa: “El cuerpo conquista lo que el alma desea: eso es el amor; el alma conquista lo que desea el cuerpo: eso es el otro amor” . Para este poeta portugués el amor tiene varias acepciones, el amor en el cuerpo y el amor en el alma, ambas andan intentado conquistar a la otra parte que componen a la persona. Pienso que en ese trayecto, el tiempo nos pone ojos nuevos en cada ocasión. Pero el poeta también dice: “Nunca amamos a nadie. Amamos, sólo la idea que tenemos de alguien. Lo que amamos es un concepto nuestro, es decir, a nosotros mismos”.
Pero tal vez esté más de acuerdo con Cortázar:” No aceptar otro orden que el de las afinidades, otra cronología que la del corazón, otro horario que el de los encuentros a deshora, los verdaderos.” A partir de aquí Julio Cortázar, vuelve con el tiempo y las palabras, nos relata en un hermoso cuento titulado ‘Deshoras’ en el que vuelve a hablarnos del desajuste entre la realidad y los personajes, en el que el protagonista nos narra el amor que sentía por la hermana de su mejor amigo Doro en la infancia, amor que nunca tuvo palabras. Ahora después de muchos años, el protagonista vuelve a encontrarse con Sara, y éste ahora es tan cotidiano y tan lejano de lo sintió que necesita recordarlo con palabras y escribirlo para volver a encontrarse con aquellos sentimientos, que según el autor son los verdaderos porque son a deshoras.
Sea como fuere hay un nexo común entre todos estos conceptos del amor, y es la forma en la cual se vive y se siente en el interior de cada uno de nosotros.
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Fotografía y Texto: Encarni Fernández Sánchez
5 comentarios:
Con el paso de los años el amor se siente se vive de otra forma, buscamos una persona que sea compañera de viaje, compartir todo, que haya confianza la base mas importante de una relacion, no nos fijamos tanto el fisico sino en el interior en lo que nos puede aportar, en fin pequeños detalles que hacen que digamos...esta persona es la que deseo para compartir toda mi vida.
con cariño
mari
Muy interesante reflexión. Pero el amor tiene esa particularidad tan arraigada de llenarnos los sentidos y hacernos armar mil conceptos e ideas acerca de que trama y en realidad, para ser sinceros, nunca nos va a dejar comprenderlo por completo..
Cariños!
Están muy bien escogidos los tres autores (Proust, Pessoa y Cortázar) para introducir algunas reflesiones sobre el amor y no sólo porque ilustran aspectos diferentes de la pasión amorosa, sino porque son grandes maestros en sus respectivas lenguas. No me atrevo a postular a nadie para la lengua ingleisa, si no es al propio Shakespeare (sus sonetos son, aparte la sensibilidad poética, todo un tratado sobre amores prohibidos o inconfesables), pero sí reivindico a Kafka para la lengua alemana. Es preciso leer las Cartas Milena para completar la visión que nos proponen los grandes maestros citados, porque Kafka, para quien la literatura era la auténtica vida, no escrbe para hacer literatura, su propia voluntad final, traicionada por Max Brod, lo demuestra. Las cartas constituyen la mitad de la correspondencia que entre 1920 y 1922 sostuvieron Franz Kafka y Milena Jesenka. La otra mitad, las cartas de Milena, no nos han llegado. Son las prendas de una pasión imposible. Ella estaba casada y él comprometido con la chica a la que continuamente daba largas en sus proyectos de matrimonio. De esta pasión epistolar, gloriosa, cruel y masoquista, plagada de humillaciones y arrebatos sublimes, me quedo con una idea. No puedo trancribir las palabras exactas porque no dispongo de ninguna edición a mano (hay un par de buenas ediciones en español en Alianza y otra, crítica, en Círculo de Lectores), pero la idea es más o menos esta: para salvarme no hace falta que hagas nada, basta con que estés ahí, con saber que eres real.
Un saludo, soy nuevo en esta página.
Estoy mas de acuerdo con la definición de Pessoa de que amamos una imagen que nosotros mismos hemos dibujado.A veces idealizamos a álguien con unas virtudes inexistentes, que tan solo nosotros vemos.Si la imagen persiste con el tiempo, vivimos placenteramente en una ficción, pero otras, cuando llega el despertar nos deja heridas que tardan en cicatrizar, y que aún así, a veces siguen doliendo.
Gracias por vuestras aportaciones que son sin duda interesantes. El amor es un tema bastante recurrente en todos los ámbitos, desde el punto de vista literario como en la vida personal y cotidiana de cada persona,porque desde la atracción, pasión, o el amor surgido de una amistad, al amor de compartir la vida hasta el desamor y sus consecuencias hay un gran arco de posibilidades y seguro que todas ellas tendrán un historia particular en si misma.
Un abrazo.
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